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Gonzalo, cajero en Carrefour, sobre su sueldo: “Me pagaban 440 euros y echaba 15 horas semanales o más, es una mierda"

Gonzzu ha explicado en un vídeo de su canal de Youtube cómo consiguió un empleo en Carrefour, con el que podía compaginar sus estudios con ganar un sueldo.

Dos trabajadores de Carrefour
Gonzalo, cajero en Carrefour, sobre su sueldo: “Me pagaban 440 euros y echaba 15 horas semanales o más, es una mierda" |Archivo
Berta F. Quintanilla
Fecha de actualización:
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El joven creador de contenido Gonzzu ha explicado en un vídeo de Youtube de su canal @gonzzu_  su experiencia como cajero en Carrefour. Aunque su contrato duró sólo 6 meses, reconoce que en ese tiempo aprendió mucho y que la sensación de tener un empleo “llena muchísimo”. A diferencia de algunos jóvenes de la Generación Z, él estaba focalizado en conseguir un trabajo cuanto antes. Por eso, envió el currículum a empresas como Burger King o Mercadona de las que dice que “llamaban enseguida”. 

Lo primero que resalta es la sorpresa que le produjo conocer los pluses que pagan las empresas por nocturnidad. “Es una burrada, me lo ofrecieron en una gasolinera y tuve que rechazarlo porque me pillaba muy lejos de casa”, asegura. “Tenía claro que quería compaginar un empleo con mis estudios que, como dice mi madre, es lo primero aunque yo buscaba ganar un dinero extra”. Entonces encontró una oferta de empleo en Carrefour con jornada de fin de semana. Fue su primer contacto con el mundo laboral y consiguió sus propios ingresos pero también aprendió a tomar conciencia del “valor del dinero y del tiempo”.

“Estaba en la Universidad, estudiando un doble grado, cuando me llamaron”. Luego acudió a la entrevista que se realizó en el departamento de Recursos Humanos, situado en Hortaleza (Madrid), donde valoraron de forma muy positiva que se mostrase transparente y natural. “Es fundamental ser uno mismo en las entrevistas, no fingir aquello que no eres”.

Jornadas laborales largas y un sueldo reducido

Aunque comenzó a trabajar en Carrefour con muchas ganas porque era su primer empleo, en el vídeo grabado hace tres años, explica que su contrato era de 15 horas semanales repartidas en tres días con jornadas que “en algunos casos se extendían hasta nueve horas” y a cambio, cobraba un sueldo de 440 euros.

Reconoce que en aquel momento, era una buena nómina para él aunque cuando realizaba la proporción entre el dinero que cobraba y el tiempo que estaba trabajando, era escasa. “Es una mierda para 15 horas semanales o incluso más”.

La carga de trabajo, recuerda, era elevada sobre todo los fines de semana. “Los horarios eran malísimos, el sábado eran 6 horas y el domingo 9, una locura”. “Estaba allí a las ocho de la mañana y salía casi a las once de la noche. Pasaba todo el día allí”.

Destaca que, antes de la hora de salir, le tocaba cuadrar la caja registradora. Si había algún descuadre, tenía que explicarlo y firmar un parte. Y es que todo lo aprendió en el día a día y gracias a sus compañeros. “Hice dos días de formación que no valen de nada, son como horas extra que no te pagan”.

“El primer día llegué a casa con ganas de no volver, pero les dí una segunda oportunidad”

El primer día, como cuenta Gonzalo en el podcast fue “especialmente duro”. Se sintió perdido por la cantidad de cosas nuevas que debía asimilar, un poco perdido y sin saber qué hacer en situaciones que eran tan sencillas como dar una bolsa al cliente o cobrar. “Cuando llegué a casa, no tenía ganas de volver, pero decidí darle una segunda oportunidad”.

Una vez que cogió el ritmo, la experiencia laboral le sirvió para crecer y ganar nuevas habilidades. “Aprendí a tratar con clientes difíciles, gestionar el estrés y afrontar la presión del cierre de caja al final de turno, que era lo peor”.

Destaca cómo cambió su modo de ver el tiempo libre ya que “aprendí a valorar más el poder salir con amigos y descansar. Cuando trabajas, sabes lo que cuesta cada minuto”. 

Mejoró notablemente su expresión oral y el modo de hablar en público, lo que le ha servido incluso en la Universidad, a la hora de realizar exposiciones orales.

“Siempre voy a recomendar trabajar, aunque dé miedo al principio”

A pesar de todo lo que ha vivido, su primer empleo le ha aportado muchas cosas buenas como madurez o una perspectiva distinta de la vida adulta. Las personas de su entorno también estaban en activo. “Es una experiencia que te cambia aunque sea un empleo sencillo. Me ha hecho crecer, aprender y valorar cosas que antes no tenía en cuenta”.

Y termina, “aunque dé miedo, vale la pena. No es sólo por el dinero, sino por todo lo que aprendes”.