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El fin de la tregua comercial entre Estados Unidos y China anticipa nuevos sobresaltos en los mercados

El fentanilo, el petróleo de Rusia o las tierras raras son algunos de los condicionantes de la tensión entre estos países.

Xi Jinping y Donald Trump
El fin de la tregua comercial entre Estados Unidos y China anticipa nuevos sobresaltos en los mercados |EFE
Antonio Montoya
Fecha de actualización:
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La relación comercial entre Estados Unidos y China encara un nuevo punto de inflexión con la inminente expiración, este martes, de la tregua arancelaria que ha regido durante los últimos 90 días. Si la relación ya de por sí estaba enquistada, ahora solo se prevé que termine de empeorar y provocar un pequeño caos en los mercados. Mientras la Administración de Donald Trump busca reorientar una alianza clave para la economía estadounidense, las conversaciones siguen encalladas en asuntos de fondo como la competencia en semiconductores, la pugna por la hegemonía en inteligencia artificial o los vínculos con la Rusia de Vladímir Putin.

Cuando solo faltan dos días para que termine la tregua provisional entre ambos países, las dos mayores economías del planeta no han conseguido llegar a un punto en común sobre los aranceles para cerrar un acuerdo definitivo. A pesar de esto, Washington podría alargar la pausa para continuar las negociaciones. Una ‘guerra comercial’ de desgaste que no parece tener un fin inmediato ni un acuerdo comercial como ya ha ocurrido con la Unión Europea u otras naciones.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, confirmó que existe un “principio de acuerdo” para evitar una escalada arancelaria que amenazaría con desvincular a dos mercados estrechamente interdependientes: el estadounidense por su consumo y el chino por su capacidad exportadora.

Un proceso de diálogo prolongado

En mayo, ambas partes sellaron en Ginebra la tregua actual, que implicó una reducción de 115 puntos porcentuales en las tasas recíprocas, suavizando un embargo comercial de facto. El último encuentro, celebrado en Estocolmo a finales de julio, evidenció la voluntad de seguir negociando para frenar una guerra comercial que podría alterar las cadenas globales de suministro y generar inestabilidad en los mercados.

Sin embargo, el representante comercial de EE.UU., Jamieson Greer, advirtió que, sin acuerdo, los aranceles sobre importaciones chinas podrían escalar al 80% u 85%. En paralelo, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, apuntó a la posibilidad de otra tregua de 90 días.

Tensiones añadidas: fentanilo, petróleo y tierras raras

La disputa comercial se ha visto complicada por otros frentes. Washington acusa a Pekín de “sobrecapacidad exportadora” y mantiene aranceles del 53,6 %, cifra que el ministro chino de Comercio, Wang Wentao, desglosó en un 10 % base, un 20 % vinculado a la producción de precursores químicos del fentanilo y un 23,6 % adicional por gravámenes previos.

En el ámbito estratégico, Pekín aprobó licencias para exportar tierras raras, mientras Estados Unidos levantó algunas restricciones a la exportación de chips. No obstante, Washington exige mayor acceso a estos recursos, de los que China controla el 70 % de la producción mundial y casi el 90 % de los imanes de alto rendimiento.

Además, persiste la amenaza de sanciones estadounidenses por la importación china de petróleo ruso, una medida que podría dinamitar las conversaciones, especialmente en vísperas de la reunión entre Trump y Putin prevista para el viernes en Alaska.