La relevancia del certificado energético de un inmueble a la hora de su adquisición, sobre todo en el aspecto de la compraventa, continúa en aumento. A pesar de que pudiera no parecer a simple vista un elemento diferencial en cuanto a la posibilidad de ahorrarse una considerable cantidad de dinero, lo acaba siendo. Porque el certificado energético influye en su valor económico.
La fachada, la altura de la vivienda, el patrón de sombras, la situación de las paredes, la superficie de las ventanas, los puentes térmicos, la calefacción o el aire condicionado son algunos de los aspectos que determinan lo que viene a ser el DNI energético de la vivienda. En otras palabras, cuánto consume esa vivienda y cuánto CO₂ emite a la atmósfera.
Es decir, es posible aprovechar la normativa de aplicación sobre el certificado energético de las viviendas para obtener ventajas fiscales a la hora de declararlo en la Renta. Además, es obligatorio para comprar, alquilar o vender una casa. Desde que entrara en vigor su aplicación normativa desde 2007, no tener el certificado energético puede conllevar multas por ley desde los 600 a los 6.000 euros.
Cómo deducirse en el IRPF el certificado electrónico
El Gobierno premia la eficiencia energética mediante posibles deducciones en el IRPF y que, aunque no son tan conocidas como otras, pueden significar unos euros más en bolsillo. Las calificaciones, según los parámetros de medición que se han mencionado anteriormente, van desde la ‘A’, la mejor, hasta la ‘G’, la peor.
No son definitivas. Es decir, se puede mejorar la calificación energética de un inmueble, invirtiendo en que consuma de forma más eficiente e inteligente. Hay que pagar, vale. Pero el precio de esa inversión compensa a largo tiempo. Algunos incluso no solo recuperan el dinero que les ha costado la obra de mejora, con lo que les devuelve Hacienda y lo que ahorran en energía posteriormente, sino que ganan más. Existen tres métodos para ello:
Deducción del 20% de lo invertido en el IRPF:
Debe ser para tu vivienda habitual o para la habitual en la que vaya a vivir otra persona. En el caso de ser una vivienda alquilada, se deberá haber arrendado antes del 31 de diciembre de 2023. Esta ayuda se aplica tanto para las obras que empezaron a partir del 6 de octubre de 2021, cuando se aprueba el Real Decreto, como durante todo el año y al final de 2022, fecha en la que de momento estará vigente. Para beneficiarse de ella, habrá que reducir un 7% el consumo de la vivienda.
Deducción del 40% de lo invertido en el IRPF:
Para aprovecharse de una posible deducción de hasta un máximo de 7.500 euros habrá que reducir las emisiones de CO₂ un 30% menos de lo que eran antes. Invertir en placas solares u otras energías renovables es una de las soluciones más extendidas. Con una calificación de ‘A’ o ‘B’ se tiene asegurada esta deducción.
Deducción del 60% de lo invertido en el IRPF:
Solo es posible en edificios al completo, no en viviendas únicas. En este caso, se solicita reducir las emisiones de CO₂ también un 30% o tener las calificaciones ‘A’ o ‘B’. El máximo que el Fisco devolverá será de 15.000 euros. Esta medida particular sí que va a estar disponible hasta 2023. Para obtenerlo, se debe recabar la aprobación de la mayoría de la comunidad.
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