La realidad está dando cuenta de los severos y duraderos efectos de la inflación en la economía española, que hace mella más directamente en los hogares con menores recursos al cebarse con productos y servicios de uso diario básico. Así ocurre con la cesta de la compra, donde el alza de precios se mantiene en niveles elevados a pesar del cambio de inercia de la tendencia inflacionista.
42.755 millones de euros desembolsaron los españoles en la cesta de la compra en el primer semestre de 2023. Un aumento del 10,6%, o de 245 euros si se desea cuantificar en dinero, si se compara con la primera mitad del año pasado, donde la inflación se ubicaba en registros históricos de dos cifras por el 2,3% que se registró en julio. Un incremento este, por otra parte, cuatro décimas superior al mes anterior.
Pero el Instituto Nacional de Estadística (INE), con sus últimos datos, da lugar a una paradoja. A pesar del pinchazo de la inflación, los precios de los alimentos crecieron un 10,3% en junio. De esta manera, según los datos de la consultora Circana, los hogares españoles gastaron en el súper 42.755 millones de euros en bienes de alimentación e higiene de alta rotación, el llamado “gran consumo”.
Bebidas y productos frescos, los culpables
Las cuentas que elabora la consultora pasan por dividir los 42.755 millones de euros que se gastaron en esos tipos de productos de la cesta de la compra entre los 18,5 millones de hogares que el INE mantiene en su base de datos. El resultado es esclarecedor: 2.300 euros gastados en productos de higiene y alimentación y esa consecuente subida de 245 euros en apenas un año.
Un gasto que marca la diferencia a la hora de llegar a fin de mes para muchos. Todo ello, a pesar de que las familias han obrado en consecuencia, privándose de productos, de cantidad o de la frecuencia con la que los compraban, como evidencia que se hayan reducido en un 2,6% los alimentos y en un 1,1% las bebidas que se echaban a la cesta de la compra.
No en vano, el precio de los productos frescos, donde recae principalmente la inversión de los españoles, creció un 10,6%, mientras que el de las bebidas lo hizo en una proporción mayor. Concretamente, del 12%. Para hacerse una idea, el INE cifra en 12.930 millones de euros anuales el gasto en productos frescos.
La solución a la inflación en el supermercado
La modificación de hábitos, como se ha mencionado, es un camino alternativo para esquivar el alza de precios que se mantiene en el carro de la compra. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ya alertó que un 37% reconoció que tuvo que recurrir a los ahorros o bien, a pedir prestado dinero a los familiares o amigos para poder pagar préstamos derivados de la inflación.
Respecto a la compra, el 90% de las personas se ha decantado por productos más baratos con muchas probabilidades de empeorar cualitativamente la dieta. El 69% señala que compra más productos que están en oferta y un 66% que buscan más alimentos de marcas más baratas como las blancas. Sin embargo, Circana advierte que este reducto de productos ha aumentado también sus precios en un porcentaje cercano al 17%. Aún así, su proporción crece en las despensas españolas, mientras se espera que la inflación continúe tomando el rumbo contrario.
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