Se suele decir que los jóvenes lo tienen más fácil que nunca, pero lo cierto es que la situación actual en la que se encuentran es la de estar recibiendo bajos salarios frente a un precio de la vivienda disparado. Hoy por hoy, trabajar ni siquiera garantiza poder alquilarse un piso, obligados a compartir casa con múltiples personas o seguir viviendo con sus padres.
Esto también se aplica los estudiantes, teniendo que renunciar muchos de ellos a vivir esa etapa compartiendo piso con otros compañeros de carrera o universidad, debido a los prohibidos precios del alquiler, incluso por habitación. Paula Carmona y Carla Pàmies, de 19 y 20 años respectivamente, lo están viviendo en su propia piel y lo contaron sin tapujos para una entrevista de ‘La Vanguardia’.
“Me parecen una broma los salarios en España, básicamente porque el coste de vida no está equilibrado con lo que cobra la gente. Los salarios siguen siendo prácticamente los mismos y, en cambio, las viviendas han subido muchísimo”, contaba en la misma Paula, confesando que le encantaría poder vivir en Barcelona para tener más cerca la universidad, pero le es imposible.
Por ello, cada día tiene que hacer un trayecto de mínimo hora y media para ir a clase. En el caso de Carla, el desplazamiento es todavía mayor: “Hago dos horas de trayecto cada día porque no me puedo permitir alquilar una habitación en Barcelona por 500 euros, compartiendo con cinco personas”. Eso sin contar que los trenes siempre van con retraso. “Me gusta lo que estudio, pero se me hace difícil venir aquí y esto te hace cuestionarte todo el panorama; en general, acabas desanimándote”, añade la joven.
“Los extranjeros que cobran un salario europeo mientras teletrabajan en España no nos beneficia nada a los españoles”
En relación también con el previo de la vivienda, Paula denuncia que “los extranjeros que cobran un salario europeo mientras teletrabajan en España no nos beneficia nada a los españoles”. Ciertamente, ciudades como Madrid, Barcelona o Málaga son destinos muy populares para la gente de fuera que, en comparación con sus países de origen, no ven alto los alquileres. Sobre todo teniendo en cuenta que siguen percibiendo los salarios de allí, más altos.
“Todo está muy caro y ya no es solo la vivienda. El sueldo no alcanza para el alquiler, la gasolina, el seguro, la comida, etc. Todo suma, y con el salario que tenemos no llega. Esto hace que muchos acaben recurriendo a préstamos bancarios y a la ayuda de los padres”, confiesa Paula, retratando esa realidad tan cruda que les está tocando vivir a miles de jóvenes, sin esperanza de poder independizarse y empezar a vivir de forma plena su vida como adultos.

