BBVA empieza a replantearse la OPA sobre Banco Sabadell, una vez que había decidido mantenerla y seguir adelante a pesar de las condiciones impuestas por el Gobierno a través del Ministerio de Economía y Comercio de Carlos Cuerpo. Ahora admite que los 850 millones de euros en ahorros y sinergias que prometía la operación están en el aire en el caso de que el Ejecutivo siga manteniendo el bloqueo durante 5 años. Es por eso, por lo que en un documento que ha enviado a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) la entidad ha dejado claro que todo va a depender de la postura que mantenga el Gobierno y que los beneficios esperados podrían quedar en nada.
Estos beneficios incluidos incluyen la reducción de costes, las sinergias y la financiación tras la absorción, como ha publicado Europa Press. Esto aparece recogido en el comunicado que ha enviado el banco a la CNMV donde afirman que ”no se puede asegurar que se alcancen algunos o todos los beneficios esperados con la operación que serían 450 millones por tecnología y administración, 300 por ahorro de personal y 100 millones por financiación”.
BBVA, no obstante, ha mandado un mensaje de tranquilidad al mercado apuntando que “la operación sigue siendo atractiva en el escenario de no fusión”, como apuntó Carlos Torres tras la última junta de accionistas porque la mayor parte de esta se conseguiría ya que proviene de tecnología, sistemas y otros gastos administrativos generales.
El documento apunta a que, si finalmente la fusión es vetada, “buena parte” de los beneficios se volatilizan y el proceso podría terminar en una integración “compleja” y “más costosa”.
Los riesgos se acumulan
El banco ha detallado que la integración de los sistemas operativos podría resultar “difícil y compleja” avisando de litigios, pérdidas de clientes o problemas de personal y daños reputacionales en el caso de que la oferta no llegue a consolidarse. “La imposibilidad de liquidar la oferta podría afectar de forma negativa a la reputación de BBVA y generar reacciones adversas en clientes e inversores”.
Ahora, aunque BBVA consiga que la OPA sobre el Sabadell salga adelante, la fusión final deberá contar con el beneplácito de quien sea ministro de Economía en ese momento. Si no hay visto bueno, la integración podrá eternizarse y el banco verse obligado a operar durante años con dos estructuras paralelas, multiplicando costes y ocasionando otros problemas.
