A partir de septiembre de este 2025, los vecinos de Madrid deberán hacer frente a una nueva tasa de basuras que afectará a todos los municipios de más de 5.000 habitantes. Esta medida responde a un cambio legislativo impulsado por el Gobierno central con el objetivo de cumplir las directrices ambientales marcadas por la Unión Europea. Este será un tributo que pasa a ser obligatorio y mediante el que se pagará una media de 141 euros anual por vivienda.
La nueva tasa de basuras responde al principio de “quien contamina, paga”. Aunque inicialmente estaba previsto que comenzara a aplicarse en el primer semestre de 2025, como estaba estipulado de forma obligatoria en todo el país, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido posponer su entrada en vigor hasta las vueltas de las vacaciones, en septiembre, según confirmó el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, quien también criticó la medida y dejo clara la postura del Consistorio: “El Ayuntamiento está en contra, pudiendo haberla aplicado en los últimos cinco años no la hemos aplicado”, manifestaba Carabante el pasado mes de mayo.
De hecho, hasta la fecha, los madrileños disfrutaban de una exención del impuesto sobre las basuras, ya que el Ayuntamiento de Madrid lo consideraba como un impuesto incluido dentro del IBI. Pero ahora, para contribuir a los objetivos de la Comunidad Europea, se hará para costear el servicio de gestión de residuos, que engloba la recogida, transporte y tratamiento de los mismos.
Un coste medio de 141 euros anuales por vivienda
El pago, que se ubica en los 141 de euros de media anual por vivienda, se realizará desde septiembre de 2025, en una sola cuota. El Ayuntamiento enviará cerca de dos millones de notificaciones personalizadas a los propietarios con todos los detalles de las cuantías y tarifas aplicadas para cada casa en concreto.
Como se informa desde el mismo Consistorio madrileño, habrá exenciones y bonificaciones para ciertos colectivos. Entre ellos, los beneficiarios del Ingreso Mínimo Vital (IMV) o la Renta Mínima de Inserción, quienes tendrán una reducción del 100% de la cuota siempre que estén empadronados en el inmueble.
Siguiendo con la cuantía de esta tasa, y cómo se determinará, tendrá una parte fija relacionada con el valor catastral de cada vivienda. A esta se añadirá una cantidad complementaria que comprende la cantidad de residuos generados y el porcentaje de la calidad de cada uno de los barrios. Así, los distritos de Madrid donde la vivienda sea más cara, pagarán más de residuos.
El pago puede recaer en el inquilino si no se estipula en el contrato
Este aspecto ha generado incertidumbre para los afectados. Si en un primer momento parecía claro que debían pagarlo los propietarios de las viviendas de estos municipios de Madrid mayores a 5.000 habitantes, existe la manera de que este tributo pasen a pagarlo los inquilinos.
Es así porque la Ley de Haciendas Locales establece que “el sujeto pasivo de la tasa de basuras es quien se beneficia del servicio”, o lo que es lo mismo, quien reside en el inmueble y genera los residuos. Según esta interpretación, el pago recaería en el inquilino.
No obstante, desde un punto de vista fiscal, el responsable principal, como ocurre con el IBI, será el titular de la vivienda. Por su parte, el artículo 20 de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) permite que el propietario y el inquilino acuerden libremente quién asume determinados gastos, incluidos los tributos municipales como la tasa de basuras, siempre que dicho pacto quede escrito por contrato. Por el contrario, si no se especifica nada, el propietario seguirá siendo el responsable legal ante el ayuntamiento.
Las tasas a la basura no se establece en función de cuánta genera una persona, sino de los metros cuadrados que tiene la propiedad y del valor de la misma registrado en el Catastro. De hecho, otra prueba es que el impuesto debe abonarse igualmente incluso si la vivienda no está ocupada, asumiendo el propietario dicha obligación.
