
No hay cura para el VIH tras 40 años de pandemia, aunque los esfuerzos sí han sido enormes. Los avances científicos han conseguido convertir el virus en una enfermedad crónica, al menos en la mayoría de los casos, si bien todavía no se tiene vacuna. Es una de las asignaturas pendientes que se suman a la detección precoz y a su estigmatización, dos aspectos que hacen fundamental la celebración del Día Mundial del Sida para crear conciencia sobre el virus de la inmunodeficiencia humana.
Aún más después de que la crisis por Covid-19 interrumpiera los servicios de prevención y tratamiento del VIH, como ha ocurrido con muchas enfermedades. Con mayor dificultad, los estudios médicos han salido adelante poniendo todas sus fuerzas en conseguir su erradicación mientras refuerzan los tratamientos existentes, que afortunadamente ya permiten en la actualidad que las personas con VIH puedan llevar una vida normal con una esperanza de vida similar a la de una persona no infectada.
Ha sido uno de los mayores logros de la medicina durante las cuatro décadas que llevan de lucha contra el virus y su etapa más avanzada, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, más conocido como sida, por el que millones de personas aún siguen afectadas. En total son casi 38 millones de personas en todo el mundo las que viven a día de hoy con el virus de la inmunodeficiencia humana, situándose en 40 millones las muertes relacionadas con el sida desde el origen de la pandemia y que manifiestan su actuación de urgencia.
El VIH, un reto para la investigación
El VIH, a pesar de los avances conseguidos, sigue siendo todo un reto para la comunidad científica. Es cierto que con una detección temprana el virus puede convertirse en una enfermedad crónica para la que existe tratamiento a través de la combinación de antirretrovirales, pero estos no pueden dejar nunca de tomarse y no se ha erradicado su infección por el mundo que es lo más importante.
Por este motivo existen distintas líneas de trabajo que siguen buscando de forma incansable una cura para el VIH. Así acabarían, por consiguiente, también con el sida. Uno de ellos es el instituto IrsiCixa, que desde su portal explican que hay dos modos de lograr que las personas que viven con VIH dejen de tomar la mediación: con la erradicación del virus en el organismo o consiguiendo una “cura funcional”, por la que aunque no se eliminara el virus del organismo en su totalidad el sistema inmune sí fuera capaz de controlarlo sin la continua toma de fármacos.
Trabajando bajo esta perspectiva hay un estudio crucial a la hora de dar con esta “cura funcional”, tratándose de la actividad del VIH en los reservorios, es decir, las células del cuerpo en las que el virus permanece latente y se activan de nuevo cuando la persona infectada deja el tratamiento. Cuando las células se mantienen inactivas, el reservorio se muestra “invisible” para el sistema inmunitario y el tratamiento antirretroviral, explican desde el organismo, por lo que este es capaz de detectarlo y eliminarlo. Es una de las claves que intentan desvelar.
Mientras tanto, un diagnóstico precoz es la clave para controlar la pandemia. Así lo defiende Onusida, la unidad especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que advierte de que diagnosticar tanto el VIH como el sida es fundamental para frenar la transmisión del virus. Puede sonar algo básico, pero lo cierto es que el organismo estima que cerca del 25% de las personas seropositivas que existen en el mundo desconocen que lo son.
Así es el tratamiento antirretroviral que combate el VIH
Actualmente existen distintos medicamentos antirretrovíricos que actúan contra el virus de la inmunodeficiencia humana, actuando cada uno de distinta manera. De esta forma, al combinarlos, se desarrolla una resistencia mayor a que si se tomaran los fármacos por separado, tomándose de forma conjunta al menos tres de ellos. Este es el tratamiento estándar para las personas diagnosticadas con VIH, que evita la multiplicación del mismo y que pueda desaparecer de la sangre. Así el sistema inmunológico se recupera, superando infecciones y evitando que pueda llegar a su etapa más avanzada, el sida.
Pero este tratamiento no solo aumenta la esperanza de vida de las personas afectadas, sino que además detiene la transmisión del VIH. Es un dato vital que se debe de conocer para acabar con el estigma que se tiene del virus, ya que sí los antirretrovirales resultan efectivos y éste queda suprimido no se podría transmitir a otros. Ahí se manifiesta una vez más la importancia de un diagnóstico a tiempo.
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