Francisco Fernández de la Calle, conocido como Francis, es hoy un ejemplo de superación y resiliencia. Hace cinco años, un accidente con un petardo le costó todos los dedos de la mano izquierda, cuando apenas tenía 19 años. Pero, lejos de renunciar a su vocación de barbero, el joven almeriense decidió enfrentarse a su nueva realidad con la determinación de mantener abierto su negocio y su pasión intacta.
El accidente tuvo lugar en la casa de sus padres, ubicada en un pequeño municipio de Almería, donde acudió con sus amigos. “Fui con unos amigos a la casa que tienen mis padres en el pueblo de Bayárcal. Mi padre siempre ha sido muy aficionado a los petardos, y allí encontramos uno que tenía cinco años. Mi amigo lo encendió con un mechero mientras yo lo sostenía y, cuando me quise dar cuenta, ya no tenía los dedos”, relata Francis durante una entrevista para NoticiasTrabajo.
La consecuencia fue la amputación de su mano izquierda, la dominante, y el ingreso de urgencia en el hospital, donde estuvo ingresado tres meses. Sin embargo, fue durante su recuperación cuando Francis tuvo claro que su futuro seguía en la peluquería. “Lo primero que pensé fue en la peluquería, así que me puse a hacer caligrafía en los cuadernillos ‘Rubio’ para acostumbrar a mi mano derecha”, explica.
Así, tras el alta hospitalaria, no tardó en volver a ejercer su oficio, cortando el pelo a su hermano y retomando la actividad en su propio establecimiento en la localidad almeriense de Balerma.
Emplea a dos personas y no tiene reconocida ninguna incapacidad
El elemento clave para su reintegración al trabajo ha sido un guante ortopédico fabricado a medida, que le permite sujetar el peine o colocar el secador, herramientas indispensables en su trabajo diario. “De todo se sale”, afirma el joven, que a sus 25 años ha logrado consolidar su peluquería y emplear a dos personas.
A pesar de la pérdida evidente, no cuenta con ningún reconocimiento de incapacidad, una situación que pone de manifiesto las dificultades que enfrentan muchos trabajadores autónomos en circunstancias similares, e ilustra las carencias del sistema de protección social para autónomos que sufren accidentes graves.