Cada vez podemos ver más técnicas y trucos caseros por parte de los conductores que buscan ahorrar en combustible, evitar que se conviertan en un horno o hasta protegerlos de la suciedad que inevitablemente le cae cuando están en la calle. Con este último objetivo ha salido a la luz un nuevo truco casero de los que se quedan grabados en la cabeza por lo curioso que resultan, pero también por su practicidad.
Se trata de poner bolsas en los retrovisores del coche cuando está aparcado. Puede parecer absurdo incluso, ver un coche con los espejos cubiertos, pero cuando te lo explican la cosa cambia. No tiene otra función que la de proteger los espejos de los picotazos, aleteos y los excrementos de los pájaros.
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Por qué hay que proteger los retrovisores de los pájaros
Tiene sentido. Los pájaros, en verano o en épocas de apareamiento sobre todo, suelen utilizar los retrovisores de los coches como descanso y se posan ahí, viendo su reflejo en el espejo, lo que muchas veces piensan que se trata de otro competidor. Esto provoca que empiecen a aletear y dar picotazos contra el cristal para atacarlo, dañando así el espejo y la carcasa del retrovisor.
Además, tanto cuando se colocan en los espejos como cuando pasan por encima, dejan sus excrementos en los retrovisores. Los de los pájaros en concreto son altamente corrosivos, por lo que sus ácidos deterioran el barniz y la pintura del coche, sobre todo en verano, cuando el sol está más fuerte.
Cubrir los espejos con bolsas es una buena forma de eliminar los reflejos que desencadenan la reacción de los pájaros y, de paso, se reduce la probabilidad de que queden manchados.
No sirve cualquier bolsa
Eso sí, no cualquier bolsa es adecuada. Los especialistas aconsejan evitar las de plástico convencional, ya que el calor puede hacer que se adhieran al espejo y provoquen más daños que beneficios. Lo más recomendable es utilizar fundas diseñadas para este fin o materiales más suaves, asegurándolas bien con un nudo, una pinza o cinta adhesiva para evitar que el viento se las lleve.
Aunque ver un coche con los retrovisores cubiertos por bolsas pueda parecer extraño, en realidad se trata de un truco muy efectivo para proteger el vehículo de pequeños pero molestos desperfectos. Es una solución económica y fácil de aplicar, ideal tanto en zonas rurales como en áreas de acampada o estacionamientos urbanos donde las aves suelen ser un problema frecuente.