Una trabajadora sin hogar: "Tengo contrato y pago impuestos, ¿por qué nadie me alquila una habitación?"

La historia de Felicity refleja la exclusión que muchas mujeres extranjeras sufren en el mercado del alquiler.

Una mujer sin hogar |EFE
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La dificultad para acceder a la vivienda crece debido a la subida del precio del alquiler en los últimos años, pero a veces, las posibilidades se reducen debido a otros factores que influyen en la exclusión residencial de las personas que solicitan este tipo de viviendas. Este es el caso de Felicity, una mujer que reside en Trentino desde hace ocho años y no encuentra una solución habitacional, por lo que, en muchas ocasiones, se ha visto obligada a  dormir en la calle.

Tiene un contrato estable y se encuentra en situación regular, pero todavía le queda otro derecho fundamental por conseguir que las administraciones no le garantizan: vivienda digna. Vive con el teléfono siempre a mano por si algún conocido le llama para acogerle temporalmente en su domicilio. De esta forma ha logrado sobrevivir, pasando de casa en casa, gracias a la solidaridad de amigos, conocidos, voluntarios y asociaciones locales, que responden ante los silencios de las administraciones, como ha recogido el medio italiano Iltquotidiano.

La realidad de Felicity es la de muchas mujeres migrantes 

Felicity es original de Nigeria y llegó a Trentino (Italia) hace ocho años. Aprendió el idioma, se formó y consiguió un empleo con contrato fijo en una empresa de limpieza. Gana entre 700 y 900 euros al mes, con lo que podría alquilar una habitación, sin embargo, para ella es imposible.  

Felicity afirma que, a pesar de su voluntad y solvencia, cuando llama a las agencias inmobiliarias, “siempre me dicen que las habitaciones y los apartamentos ya están alquilados”, pero “luego veo que el anuncio sigue en internet”. Afirma que lleva “tres años buscando una habitación o un apartamento". Un caso que se reproduce en situaciones similares, las de otras personas migrantes. El mercado del alquiler en Italia, especialmente en regiones como Trentino, discrimina a personas de origen extranjero que, a menudo, se convierten en las principales víctimas de una crisis habitacional creciente, ante las que ni el gobierno provincial, ni el nacional, actúan. 

Víctima de una estafa

A esta barrera para encontrar alquiler se suma a la exposición a estafas ante la desesperación por encontrar alojamiento. Así, Felicity, cayó en una de ellas cuando un supuesto agente inmobiliario se aprovechó de su situación. "Le di 250 euros a un agente inmobiliario. Me prometió que usaría ese dinero para encontrarme una habitación y reservarla", explica, "pero luego desapareció y nunca más supe de él".

Esta situación le ha llevado a dormir en la calle, pese a contar con ingresos regulares. "Entro y salgo de las residencias estudiantiles", dice, "y luego tengo que pasar días en la calle si nadie me acoge".

Soledad, precariedad y respuestas insuficientes

La inseguridad habitacional y depender de otras personas para tener alojamiento puntualmente, son una carga emocional. “Tengo un trabajo, trabajo 25 horas a la semana y gano lo suficiente. Tengo dinero para comprar una casa, ¿por qué nadie quiere darme una?”, se pregunta Felicity, quien no oculta su frustración.

Esta situación ha provocado daños personales, que afectaron a la ruptura con su marido, que decidió marcharse de Trentino. "No encontrábamos dónde vivir, y él quería irse, pero yo no. Al final, él se fue, se trasladó a Ancona, donde tiene una hermana, y luego se mudó a Roma. Yo me quedé aquí." explica.

Felicity sigue trabajando y buscando un lugar donde vivir, pero su situación no ha mejorado. A pesar de cumplir con sus obligaciones, se enfrenta a un sistema que no le ofrece respuestas y provoca que se encuentre en una situación de exclusión social, algo que le provoca tener mucho dolor y, “no poder dormir”. 

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