Vivir en una comunidad de vecinos ofrece muchas ventajas, desde el acceso a zonas comunes como la piscina o jardines, hasta la posibilidad de compartir gastos y servicios. Sin embargo, la convivencia también puede convertirse en una fuente de conflictos cotidianos. Uno de los problemas más habituales es el de los perros de los vecinos, que no dejan de ladrar y afectan al descanso y la tranquilidad de todos pero, ¿qué se puede hacer en estos casos?
La administradora de fincas de Torres Comunidades explica qué pasos seguir para abordar el problema de la mejor manera posible y sin conflictos innecesarios.
El primer es sencillo y suele ser el más eficaz, hablar directamente con el vecino afectado. “Lo primero es hablar directamente con tu vecino. A veces el dueño de la mascota ni siquiera es consciente de la molestia”, señala la administradora, que insiste en que una conversación calmada y respetuosa puede resolver el problema de manera rápida y sencilla.
Otras vías si el perro del vecino no para de ladrar
En caso de que la situación no mejore tras la charla inicial, la administradora recomienda otras alternativas para tratar el conflicto:
- Informar al administrador de fincas: Puede intervenir como mediadora, recordar las normas de convivencia y buscar una solución entre todas las partes, evitando enfrentamientos personales.
- Convocar una reunión de la comunidad: La búsqueda de acuerdos conjuntos permite establecer medidas y normas que faciliten la convivencia sin recurrir a disputas.
Medidas formales si la situación es grave
Aunque la administradora subraya la importancia de buscar siempre soluciones pacíficas y dialogadas. Sin embargo, si los ladridos continúan y el problema se vuelve grave, se puede presentar una queja formal o, como último recurso, acudir a las autoridades.
Recuerda, además, que existen sentencias judiciales que han obligado a propietarios a retirar a sus perros de las viviendas por molestias reiteradas a los vecinos.