Las estafas telefónicas son cada vez más habituales. Antes, los ladrones se dedicaban a asaltar bancos con pasamontañas y pistola en mano; sin embargo, esos métodos han pasado de moda. Ahora, Internet se ha convertido en su modus operandi, y los clientes de las entidades bancarias son las principales víctimas. Este es el caso de Miguel Ángel Sánchez, quien relata a NoticiasTrabajo cómo fue víctima de una estafa que le costó todos sus ahorros, un total de 11.300 euros, de su cuenta en ING.
La historia comenzó cuando recibió una llamada desde un número que aparentaba ser de la entidad bancaria ING. El interlocutor le informó que sus cuentas estaban en peligro debido a que se había detectado que alguien se había metido en sus cuentas desde la provincia de Cádiz y un teléfono marca Apple modelo iPhone 7. Que debido a esta filtración, personas desconocidas podrían tener acceso a ellas, poniendo en riesgo todo su dinero. Aunque inicialmente Miguel no dio credibilidad a la llamada, ciertos detalles proporcionados, como los números de sus cuentas bancarias y los nombres de los titulares, lo llevaron a confiar.
Los estafadores le indicaron que para proteger su dinero debía realizar transferencias a lo que denominaban “cuentas seguras” con cuantías específicas. Miguel se extrañó de que las cantidades fueran tan precisas. Le dijeron que podía acudir a cualquier sucursal de ING, llamar a atención al cliente o devolver la llamada al número desde el que le habían contactado.
Miguel verificó el número de teléfono y este correspondía con la oficina de ING en la calle O'Donnell 46 de Madrid. Pensó: “Si te llaman desde una sucursal de ING de tu ciudad, y además saben mis cuentas y los nombres de sus titulares, ¿cómo vas a desconfiar? No quiero perder mi dinero, mis ahorros”.
Al día siguiente, llamó al mismo número y, tras varios minutos de espera, un operador lo atendió. Fue en ese momento cuando descubrió que todo había sido una estafa. Miguel confiesa a NoticiasTrabajo que aún no entiende cómo pudieron engañarlo de tal manera.
ING se lava las manos
En cuanto a si la entidad se hace cargo, responde: “ING se lava las manos. Me dicen que, como las transferencias las he realizado yo voluntariamente, no es problema de la entidad bancaria, ya que no ha habido una vulnerabilidad en su sistema de seguridad”. Continúa diciendo: “No todas las personas hemos aprendido educación financiera y seguridad para saber cuándo nos pueden estafar”.
Miguel asegura que debe haber habido un problema de seguridad: “¿Cómo sabían mis cuentas y los titulares de cada una de ellas? Esa es información que solo puede conocer la entidad bancaria y su titular. Por lo tanto, si esa información no se hubiera filtrado, hoy mi dinero seguiría en mi cuenta”.
Manifiesta que el banco también podría haber detectado la estafa con su sistema: “Si ves que una cuenta no tiene muchos movimientos y de repente transfieres todo tu dinero a otra cuenta con la que nunca has tenido ningún tipo de vínculo, el sistema debería ser capaz de detectarlo y bloquearlo, al menos hasta obtener la confirmación de su titular. Me obligan a tener el dinero en un banco; lo mínimo que pido es que esté seguro”.
Ahora, Miguel confía en que, tras presentar la denuncia ante la Policía Nacional, el grupo de Delitos Tecnológicos perteneciente a la UDEV logre encontrar a los responsables: “La policía me ha dicho que lo van a investigar hasta el final”.
La ciberdelincuencia, una modalidad que sigue en aumento
En los últimos años, las estafas por internet han experimentado un incremento notable. Según el índice estadístico de criminalidad al que ha tenido acceso NoticiasTrabajo, se muestra la evolución de este tipo de delito. En 2019 se registraron un total de 192.375 estafas, en 2021 fueron 267.011, y en 2022 ascendieron a 336.778. Esto representa un crecimiento del 75,1% con respecto a 2019 y un 26% con respecto a 2021.
Por otro lado, y como se mencionó anteriormente, las modalidades más antiguas de delitos, como los robos con violencia o los hurtos, han mostrado una tendencia a la baja. En detalle, los robos con violencia o intimidación, que registraron 63.711 casos en 2022, han disminuido un 3,3% en comparación con el mismo período de 2019. Asimismo, los hurtos, con 642.579 casos en 2022, han experimentado una reducción del 8,3% respecto a 2019.
En este sentido, la estafa que sufrió Miguel fue un Vishing. Este es un tipo de engaño que busca obtener datos personales y/o bancarios de los usuarios; pero en este caso el fraude se comete a través de una llamada telefónica, engañando a la víctima mediante la suplantación de la identidad de un tercero de confianza. A veces no necesitar obtenerlos, basta con engañar a la víctima con el miedo a perder su dinero para que esta sea inducida a realizar transferencias bancarias.
En este sentido, desde la Policía Nacional, Guardia Civil, como resto de organismos que velan por la seguridad como el INCIBE, inciden en desconfiar completamente y no dar ningún tipo de dato por teléfono y menos realizar acciones en la que entre en juego nuestro factor. Si el banco necesita asegurar el dinero, él deberá realizarlo, ya que tiene los permisos necesarios y la obligación de velar por la seguridad de nuestro dinero.
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