A sus 21 años, Mohamed Saliou, natural de Guinea-Conakri, jamás habría imaginado trabajar en un hospital de Almería como auxiliar de enfermería. Hace seis años salió de su país en busca de un futuro mejor: consiguió llegar a las costas españolas en una patera, arriesgando su vida y dejando atrás a su familia y amigos.
Moha, como le llama todo aquel que le conoce, cuenta su historia a NoticiasTrabajo, basada en la superación y en la constancia. “La vida en mi país era buena, yo tenía todo lo que un niño podría desear, pero yo aspiraba a más, y por eso hoy estoy aquí”, narra. Tras darle muchas vueltas, decidió emprender la aventura que le traería hasta Europa, donde encontraría nuevas oportunidades.
La patera como única opción para llegar a Europa
“Es una decisión muy difícil, pero nadie elige dónde nace”. Defensor de esta reflexión, Moha viajó en diferentes transportes hasta llegar a Malí, después cruzó Argelia y Marruecos hasta que llegó al estrecho, donde se subió a una patera que partió hacia España.
Un día entero de travesía por el mar Mediterráneo, sin agua ni comida y rodeado de gente desconocida, a excepción de un joven que conoció en Marruecos, antes de partir, que tenía el mismo plan que Moha. “En la patera solo se habla del miedo. Todos rezan, porque el problema es que no sabes cuándo vas a llegar”, confiesa. “Es infernal, pero quien no arriesga, no gana”.
Tras su llegada, Moha fue trasladado directamente a un centro de Padules, un pueblo situado a 52 kilómetros de la capital almeriense. Posteriormente, ingresó en el instituto de Canjáyar, otro municipio, donde terminó la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), para poder formarse como auxiliar de enfermería en la localidad de Huércal-Overa.
“Cuando llegué a España, sentí que tanto sufrimiento había merecido la pena”, cuenta Moha. Sin embargo, señala que la adaptación y la acogida fueron “complicadas”, y lo achaca a su condición por ser una persona migrante. Pero tenía claro que el idioma no iba a ser un impedimento para él. “Tengo que aprender español como sea”, se dijo a sí mismo tras la necesidad de un traductor constante para poder comunicarse. “Me puse las pilas, y gracias a los educadores que tuve, sé todo lo que sé”.
Ahora trabaja en un hospital como celador
Cuando cumplió los 18 años, hizo las prácticas en el hospital de Vithas Almería, donde actualmente trabaja como celador mientras se forma, paralelamente, en prótesis dental. Un sentimiento de ayuda que nació en Moha tras conocer los pocos recursos y las penurias que le rodeaban en su país.
“Me metí en el mundo sanitario porque me llamaba mucho la atención. Es una forma de ayudar a la gente que más lo necesita”, destaca. “También por las circunstancias que he visto en mi país, donde lo que más se necesita es ayuda. Hay gente que se muere sin tener asistencia sanitaria porque no tienen dinero”, añade.
Así, Moha, destaca la importancia de aprovechar las oportunidades y acceder a una formación. “Es raro ver a una persona negra trabajando en un hospital, pero cuando hay ganas, se llega a todo”, asegura. Ahora, su sueño es prepararse la prueba de Selectividad para entrar en la carrera de Enfermería o de Medicina y convertirse en un gran profesional para, en un futuro, poder ayudar en su país de origen a los que más lo necesitan.
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