Bosch avisa del impacto de los imanes de nevera en tu factura de la luz

El fabricante alemán aclara si se trata de un mito a una realidad y advierte de ciertos riesgos.

Bosch avisa del impacto de los imanes de nevera en tu factura de la luz |Archivo
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Una de las costumbres más españolas es poner imanes en la nevera de diferentes lugares del mundo donde has estado. Y aunque es una tradición que se tiene en cuenta en los viajes, se dice que estos pueden tener un impacto negativo sobre el electrodoméstico, haciendo que consuma más electricidad de la normal. Pero, ¿qué hay de verdad en esto? Ante ello, el conocido fabricante, Bosch, aclara si se trata de un mito o una realidad.

Lo cierto es que varios expertos han opinado acerca de esto; incluso la compañía Endesa desmintió a través de su blog que los imanes provocaran un aumento del consumo eléctrico, en este caso de la nevera, señalando que “los campos magnéticos de estos imanes son tan insignificantes que ni siquiera atraviesan la puerta de la nevera”. En la misma línea, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recordó que, aunque los campos magnéticos pueden interactuar con corrientes eléctricas, la intensidad de estos pequeños adornos es tan débil que resulta irrelevante para un frigorífico.

Qué dice Bosch sobre el problema de poner imanes en la nevera

Por su parte, Bosch advierte que colocar demasiados imanes podría dañar físicamente el aparato. “Si se colocan tantos imanes en la puerta, su peso puede aumentar considerablemente y reducir la vida útil de las bisagras”. En cambio, el consumo eléctrico no varía

Mientras tanto, otra de las marcas más reconocidas del sector, como LG, zanja el asunto señalando que “en realidad, es solo un mito. Los imanes del refrigerador no tienen ningún efecto sobre el consumo, la vida útil ni los alimentos”.

Cómo reducir el consumo de electricidad de tu nevera

El peligro no está en los imanes, sino en los malos hábitos de uso que sí encarecen la factura. Por ello, los expertos enumeran varias prácticas sencillas que marcan la diferencia, como no dejar la puerta abierta, no fijar la temperatura demasiado baja, evitar meter alimentos calientes, descongelar con regularidad y revisar los sellos de la puerta.

Además, recomiendan guardar los productos en el compartimento adecuado, utilizar recipientes de vidrio o bolsas herméticas y realizar el mantenimiento periódico del electrodoméstico. Estas rutinas no solo reducen el gasto energético, sino que también alargan la vida útil del aparato.

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