Un hombre ha estado buscando trabajo durante 14 meses después de que lo despidieran en 2024 de su trabajo como director de una editorial de Carolina del Norte, llegando a una conclusión clara: “Soy parte del grupo que solicita, reza, espera y ruega por una oportunidad laboral”, dejando a entender que su búsqueda de empleo es tarea casi imposible por su edad. En este tiempo ha tenido que aminorar sus gastos todo lo posible y aceptar trabajos secundarios como repartidor de DoorDash, para poder mantenerse económicamente.
Kevin Hannegan, de 53 años, se encuentra en ese grupo de la generación X estadounidense que luchan por encontrar trabajo en medio de una desaceleración en la contratación de personal de cuello blanco. El clásico trabajador de oficina (administrativos, contables, gestores…) cada vez es menos demandado en el país norteamericano.
“Vi despidos durante muchos de los 18 años que trabajé como director en una editorial. En enero de 2024, finalmente recibí la llamada: cientos de nosotros habíamos sido despedidos esta vez, incluyéndome a mí”, lamenta Kevin en una entrevista para Business Insider.
Aunque su trabajo no terminó hasta abril, por lo que tuvo unos meses para preparar su salida de la empresa, en los cuales continuó presentándose todos los días en su puesto de trabajo. Eso sí, cuando llegó su último día “fue surrealista”. Después de 15 años trabajando de repente estaba en la calle.
Comenzó a buscar trabajo sin solicitar el subsidio por desempleo. “Pensé: ‘Tengo experiencia, conocimientos y habilidades transferibles; alguien querrá contratarme’”, recuerda. Pero pronto descubrió que “la realidad ha sido mucho más dura de lo que jamás imaginé”.
Ha postulado a cientos de trabajos desde entonces
Al principio, se centró en los sectores de educación e información, aunque con el tiempo amplió su búsqueda a roles de operaciones, marketing y adquisiciones. “He trabajado con tres asesores laborales y he tirado de todas las redes de contactos que se me ocurren”, comenta, “pero sigo teniendo dificultades para encontrar trabajo”.
Mientras intenta mantenerse a flote, ha recurrido a recortar gastos, hacer trabajos esporádicos y aceptar encargos ocasionales. “Cada mes tengo que averiguar cómo voy a cubrirlo todo”.
Recortando gastos para sobrevivir
“Cuando te despiden por primera vez, la gente te dice: ‘Tómate unas vacaciones, vete de camping’”, dice con ironía. “No quiero gastar mi dinero en esas cosas. Necesito conseguir un trabajo”.
Recibió una indemnización por despido de unos meses y, según cuenta, “me ha ido bien económicamente a lo largo de los años”. Pero sabe que sus ahorros no son infinitos. “Me preocupa que mi seguro médico COBRA termine a finales de este año”, confiesa.
Para ahorrar, su familia de cuatro ha recortado todo lo posible. “Cancelamos Netflix, Apple TV… incluso dejamos de hacernos regalos por aniversarios o cumpleaños”. También ha cambiado sus hábitos de compra: “Compro papas fritas sin marca y productos de marca blanca”. Además, se las ingenia para mantener el coche él mismo. “He cambiado las pastillas de freno de un coche y el termostato de otro. Un poco de YouTube nos ahorró cientos de dólares”.
Buscando ingresos extra
Para generar algo de dinero, ayuda a un amigo con su negocio: “Le envío correos de marketing y recibo una pequeña comisión por cada venta. No es mucho, pero todo suma”. También conduce algunas tardes para DoorDash. “Intento ganar entre 20 y 25 dólares por hora, aunque hay noches en las que no llego y me quedo en 15”.
Además, acepta trabajos ocasionales: “He arreglado terrazas, cambiado ventiladores de techo, ayudado con mudanzas, hecho jardinería… incluso ayudé a un amigo a construir saunas para su negocio”. Aunque a veces lo hace gratis, dice que sus amigos suelen insistir en pagarle: “Saben que intento mantenerme a flote”.
Recientemente consiguió un empleo a tiempo parcial en el Lenovo Center de Raleigh. “Trabajo en el equipo de cambio de turnos, reacondicionando el estadio entre eventos. Es totalmente distinto a lo que he hecho antes, pero podría ser un buen cambio”. Aun así, admite: “No gano nada parecido al salario de seis cifras que tenía en mi último trabajo, pero hago lo que puedo para sobrevivir”.
Coaches laborales y mucho networking
Ha trabajado con varios asesores laborales. “Uno fue a través del servicio de recolocación de mi empresa; revisaron mi currículum y me recomendaron incluir palabras clave de la descripción del puesto en la carta de presentación”. Los otros los conoció en un ministerio de orientación profesional de su iglesia.
“Cada asesor te dice algo distinto”, comenta. “Algunos te dicen que pongas los años que trabajaste, otros que los quites. Unos dicen que el currículum debe tener una página, otros que dos está bien”. También dedica parte de su tiempo al voluntariado en Hábitat para la Humanidad y Olimpiadas Especiales. “El voluntariado me ha ayudado a hacer contactos y a tener nuevas ideas”.
Ha descubierto que “las reuniones presenciales en ferias de empleo o eventos de networking marcan la diferencia”. Y añade: “Preguntar a la gente sobre su trabajo, en lugar de hablar solo de ti, puede generar una conexión más profunda”. Aun así, reconoce que “ninguna de estas estrategias me ha llevado todavía a la meta”.
“Soy más que mi currículum”
Sospecha que a veces los reclutadores lo descartan por su edad. “Piensan: ‘Es mayor, no tiene conocimientos técnicos, quiere un sueldo alto, se jubilará pronto’”. Pero él lo tiene claro: “Fui fiel a mi empresa durante 18 años. No busco ascender, solo quiero trabajar. Incluso podría quedarme más tiempo que algunos jóvenes”.
Lo que soy en un papel no cuenta toda la historia. Hace años, podías dejar tu currículum en una oficina y tener una conversación allí mismo. Hoy, el currículum parece serlo todo”, afirma decepcionado con la forma de contratar actual.
A esto añade que “si no encuentras las palabras clave adecuadas, los sistemas de seguimiento de candidatos con inteligencia artificial podrían filtrarte”, antes de que te lleguen a conocer en persona, lo que le resulta decepcionante.
La jubilación, más pronto de lo que esperaba
Reconoce que “el proceso de contratación necesita una reforma”. Y aunque siempre vio la jubilación como algo lejano, ahora se plantea una transición más gradual. “Quizás pueda adaptarme poco a poco, haciendo trabajos ocasionales”.
“Muchos estamos aquí, solicitando, rezando, esperando y rogando por una oportunidad de trabajo”, afirma sobre su búsqueda de empleo.
“No estoy listo para jubilarme del todo”, asegura. “Seguiré solicitando puestos que me parezcan interesantes o que se ajusten a mis habilidades”. Después de tanto esfuerzo, ha llegado a aceptar que “las oportunidades a tiempo parcial podrían ser la mejor opción para mí”.