Vivir en pareja bajo el mismo techo suele implicar compartir gastos, pero cuando uno es propietario del inmueble y el otro solo reside en él, la situación puede ser más delicada de lo que parece. Eso es lo que le ocurre una mujer que lleva dos años con su pareja si estar casados, y que desde hace unos meses le paga un “alquiler” por vivir en el piso que él compró antes de que se mudaran juntos.
Según la información publicada en el medio francés ‘Figaro Inmobilier’ el hombre adquirió el inmueble por 250.000 euros gracias a un ahorro previo, ahora paga una hipoteca de 1.140 euros al mes. Al mudarse juntos, acordaron que su pareja contribuiría con 400 euros mensuales, de los cuales una parte se destina a los gastos y el resto a lo que llaman “alquiler”. “Para mí es como si alquilara un piso. La diferencia es que conozco al casero”, explicó la joven.
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Sin embargo, este acuerdo entre la pareja ha despertado ciertas críticas por parte de asesores patrimoniales y abogados, que alertan de los riesgos que implica este tipo de contribuciones sin ningún respaldo legal.
“No tiene ningún contrato. No puede reclamar nada”
Aunque los dos implicados aseguran que tomaron la decisión de forma consensuada y con buena voluntad, varios expertos advierten de que este tipo de situaciones pueden volverse problemáticas si la relación termina.
El asesor financiero Kenny Blein lo explica con claridad en el medio. “No es lo mismo que alquilar a un desconocido. En este caso, no hay contrato, ni derechos como inquilina, ni protección en caso de separación”. La joven está ayudando a pagar una vivienda que no le pertenece, sin obtener ningún tipo de derecho sobre ella.
Según Blein, este tipo de acuerdos suelen dejar en desventaja a quien no figura como propietario del inmueble, ya que no se genera ningún tipo de patrimonio. “Ella aporta dinero, él reduce su hipoteca. Uno se enriquece y el otro no obtiene nada”, resume.
Una visión que comparte la asesora Héloïse Bolle, quien considera que esta fórmula agrava las desigualdades económicas dentro de la pareja: “No hay ninguna ventaja para quien paga. Es una transferencia de dinero sin contrapartida”, señala.
La notaria Barbara Thomas-David que aunque es habitual ver estas situaciones, quien paga el ‘alquiler’ está en una clara desventaja. “Veo casos como este cada semana. Si no están casados, no hay forma de reclamar nada. Él se queda con la casa, y ella, con las manos vacías”. De hecho, en el caso de un divorcio, podría haber pensión compensatoria. Pero en una convivencia sin matrimonio, no hay ningún mecanismo legal que proteja al
Ante estas situaciones, los expertos recomiendan buscar alternativas que garanticen una mayor equidad y seguridad para ambas partes:
- Que la persona que paga pueda ahorrar ese dinero para comprar una parte del inmueble más adelante.
- Firmar un reconocimiento de deuda, en el que se especifique cuánto ha aportado cada uno y qué ocurre si se separan.
“Dejarlo todo en la confianza puede ser un error caro. Hay que prever lo que pasaría si un día ya no están juntos”, señalan los expertos.