La emigración de los jóvenes españoles hacia otros países europeos se ha consolidado, en la última década, como una de las principales consecuencias del desempleo juvenil y la precariedad laboral. España sigue encabezando las estadísticas de paro entre los menores de 25 años en la Unión Europea, lo que obliga a miles de jóvenes a buscar en el extranjero las oportunidades laborales y la estabilidad que no encuentran en el mercado nacional. Un fenómeno que ha provocado una fuga de talento que impacta en el tejido productivo del país.
La experiencia de Sara, una joven de Burgos de 22 años, ha explicado, a través de un vídeo que comparte la cuenta de TikTok @mevoyalmundo, la realidad de la emigración de los jóvenes españoles.
De niñera a casi 5.000 euros al mes
Tras decidir irse “a la aventura” hace dos años, Sara aterrizó en Suiza con la esperanza de encontrar unas condiciones laborales que le permitieran independizarse y construir un futuro mejor. Empezó como ‘aupair’ “con jornadas de 7 de la mañana a 6 de la tarde”, por un sueldo que apenas alcanzaba los 600 francos mensuales (unos 638 euros).
Pero, a día de hoy, tras haber superado las dificultades habituales de cualquier recién llegado como el empleo o la barrera del idioma, compagina dos empleos, en un supermercado y en un bar, y asegura que puede cobrar “casi 5.000 francos al mes”, algo más de 5.300 euros, “más de lo que gana un ingeniero en España”, subraya.
Además, asegura que “aquí la gente gana mucho dinero, 6.000, 7.000, 8.000 francos al mes”. Así, la joven expresa su decisión de no volver al mercado laboral español. “No vuelvo a trabajar por 1.000 euros al mes. En España trabajas para vivir, trabajas para sobrevivir. Si te sobran 10 o 20 euros al mes es mucho”, afirma.
“Solo piensan en dinero, dinero, dinero”
Sin embargo, también muestra la otra cara de la moneda de este país. La vida en Suiza, a pesar de las oportunidades laborales y los altos salarios, este país también se caracteriza por una cultura muy orientada al trabajo y la productividad, donde las relaciones sociales pueden verse quedar en un segundo plano y la soledad se convierte en un fenómeno frecuente entre los recién llegados.
“Suiza es un país donde la gente está muy centrada en trabajar. Solo piensan en dinero, dinero, dinero. Hay mucha soledad. Si no vienes acompañado o no eres muy fuerte de mente, aquí te deprimes”, advierte la joven.