Las tarjetas bancarias, tanto de crédito como de débito, son uno de los medios de pago más utilizados en España junto con el dinero en efectivo. Tanto así, que según datos del Banco de España, ya existen más de 41 millones de tarjetas de crédito y 47 millones de tarjetas de débito en circulación. Estas tienen un límite diario de gasto que, en el primer caso, está relacionado con la cantidad de dinero que se tenga en la cuenta y, en el segundo, al que conceda el banco.
Es decir, una tarjeta de débito, de las que las entidades bancarias suelen dar gratis por contratar una cuenta, pueden tener un límite diario y si no, se tomarán como tal, los fondos del cliente. Por su parte, las tarjetas de crédito también tienen un límite de gasto pero sin que se tenga en cuenta el dinero que tiene el usuario, sino que el banco le 'presta' capital para pagar en el momento, pero lo cobrará con intereses a finales de mes. Pero entonces, sobre este límite, ¿puede modificar el banco la cantidad máxima de las tarjetas por sí misma?
Modificar el límite de tarjetas: malas y buenas prácticas
Según explica la Asociación de Usuarios Financieros (ASUFIN), cuando una persona contrata una tarjeta bancaria, tanto de débito o de crédito, estas tiene una cantidad de dinero límite del que se puede disponer de forma diaria para gastar. Es una práctica que se realiza como seguro, en el caso de robo o uso fraudulento. Ahora bien, el banco sí puede cambiar el límite de las tarjetas por sí mismo, sin contar con el cliente.
El Banco de España explica que, aunque no existe una prohibición expresa para que las entidades bancarias no puedan modificar el límite de las tarjetas, el hacerlo de forma unilateral, se considera una ‘mala práctica’. Incluso, en estos casos, si ocurriera que el cliente realiza un pago y excede el límite de su tarjeta, la entidad bancaria deberá asumir el importe total de la operación y de todas aquellas que se hayan producido.
Es decir, que si el banco cambia el límite de las tarjetas y el usuario no lo sabe o no se le ha consultado, y la utiliza para pagar cantidades de dinero superiores, será la entidad bancaria la que tenga que asumir ese coste.
El cliente puede modificar el límite de su tarjeta
Por otro lado, existe la posibilidad de que el cliente sea quien quiera modificar el límite de su tarjeta bancaria. Puede decidir subir la cantidad de dinero que quiere tener disponible, se considera una buena práctica y deberá realizarse a través de una autenticación reforzada.
Desde el Banco de España recomiendan que estos límites se ajusten a los hábitos de gasto que se tengan, y que si se decide aumentar, sea de forma temporal, para pagar algo puntual y después volver al límite diario que se tenía. Esto es así porque, como se mencionaba, permite que en caso de pérdida o robo no pueda retirarse de forma fraudulenta todo el dinero de la cuenta.
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