Los trabajadores que, debido a una enfermedad o accidente, no pueden seguir ejerciendo su actividad laboral en las mismas condiciones, o incluso de ninguna forma o ejercer ningún tipo de profesión, pueden acceder a la pensión de incapacidad permanente de la Seguridad Social, de la que existen diferentes grados.
Para ello, hay que pasar por un tribunal médico que se conoce como el Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI), quien tras su valoración emite al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) si la persona es merecedora de esta pensión y en qué grado. Por ello, muchas personas se preguntan: ¿qué preguntan en este tribunal?
Te puede interesar
Los trabajadores que sufran un accidente laboral y no tengan derecho a una incapacidad permanente tienen derecho a una indemnización de hasta 9.500 euros según la lesión
Un trabajador de 64 años con cáncer e incontinencia urinaria logra una incapacidad permanente de 1.397,75 euros por “dignidad” después de que la Seguridad Social se la denegara al poder hacer "trabajos sedentarios"
El abogado laboralista Andrés Millán, conocido en redes sociales como ‘lawtips’, ha entrevistado directamente a un doctor para que explique ‘desde dentro’ qué “preguntas trampa” están haciendo ahora los médicos a la hora de concederte la incapacidad permanente en el 2025.
“Lo que el equipo de evaluación de la incapacidad pretende es ver la coherencia entre los informes médicos, los informes laborales y la vida que lleva el sujeto. Entonces, por ejemplo, si nosotros le preguntamos qué vida hace en su casa y resulta que esta persona pues está trasladando bombonas de butano, pues entonces sabemos que eso que está diciendo de que en su trabajo no puede mover pesos, pues no es verdad”, empieza explicando el médico.
“El médico puede explorarle físicamente y observar que no hay coherencia entre lo que dice y lo que en realidad tiene”
Acto seguido, Millán le pregunta qué es lo primero que va a tener que responder la persona que está optando a la incapacidad permanente. “Primero le puede preguntar muchas cosas acerca del trabajo: ¿Cómo te sientes en el trabajo? ¿Crees que puedes levantar peso? ¿Crees que puedes estar mucho tiempo de pie? Esas preguntas van a ir en relación a la enfermedad que está limitando su actividad laboral. Entonces, la persona debe de ser sincera, no debe de tratar de engañar porque si no dice lo que es verdad, el médico lo puede detectar a través de los informes que tiene”, responde.
A esto, añade “otra cosa importante”, y es que “el médico puede explorarle físicamente y entonces observar que no hay coherencia entre lo que dice la persona y lo que en realidad tiene”.
“No te mediques antes de ir al tribunal médico”
Por su parte, el abogado laboralista avisa que hay que tener cuidado con no omitir detalles relevantes. Por ejemplo, explica que si te preguntas cómo te encuentras, no se responda solo “muy bien”. “Añade muy bien, pero tengo una lumbalgia, me duele esto, me duele lo otro”. Otro consejo que da es que “no te mediques antes de ir al tribunal médico, tipo tomarte un analgésico o algo así, porque entonces te encontrarás genial y no se apreciarán los síntomas en tu físico que deberían reflejarse”.
Pregunta importante: ¿has venido solo o acompañado?
Otra pregunta que suelen hacer, según explica Millán, es si se ha ido a la evaluación solo o acompañado. “En principio, si vamos acompañados, es porque tenemos menos capacidad o autonomía para movernos. A lo mejor venimos acompañados porque nos estamos moviendo en una silla de ruedas, ¿vale? Entonces, no sería muy coherente tampoco que entremos andando cuando decimos que no podemos caminar o cosas de este tipo”, afirma el doctor.
Tampoco sería coherente llegar “con ropa apretadísima cuando se supone que nos duele algo físicamente, se supone que hay que ir holgado, cómodo y que nos sentemos así como si nada. Cuando se supone que nos duele todo. Eso no es lógico”, añade el abogado.
Sobre esto último, el médico confirma que es así: “si la enfermedad es una enfermedad del aparato locomotor y que nos limita la movilidad, pues entonces tiene que haber coherencia entre esa limitación de la movilidad y nuestros movimientos dentro de la consulta al sentarnos o al levantarnos, por ejemplo”. En este sentido, el abogado explica que hay otra prueba: “lo mismo si te tiran un boli, no te agaches a recogerlo si estás mal”, concluye.