En los últimos años, los préstamos personales se han vuelto una opción clave para muchos estudiantes españoles que quieren estudiar en la universidad. Ante el aumento de las matrículas y la falta de becas, recurrir a este tipo de financiación privada es cada vez más habitual para cubrir los gastos.
Cada vez más jóvenes (y en muchos casos, sus familias) recurren a la deuda para poder afrontar el coste de una carrera. El problema es que estos créditos suelen aplicarse con intereses y plazos de devolución que condicionan la economía de los recién graduados durante años, justo en un momento en el que se enfrentan al precario mercado laboral.
La demanda de préstamos para estudiar crece un 50 % en lo que va de 2025
Ante esto, y según datos de MicroBank, el banco social de CaixaBank, entre enero y junio de este 2025 se concedieron 695 microcréditos por un valor total de 7 millones de euros. Esto representa un crecimiento del 50% en número de operaciones y del 61% en volumen de financiación respecto al mismo periodo del año anterior. Unos préstamos que están destinados a financiar estudios de grado, máster, doctorado y Formación Profesional, evidenciando una tendencia al alza en la demanda de financiación para la educación superior.
Hablamos de unos préstamos para estudiantes en España que suelen oscilar entre los 1.000 y 60.000 euros, dependiendo de la duración de los estudios, el tipo de formación y el coste de vida en la ciudad de residencia.
Para ello, los bancos ofrecen condiciones especiales para estos préstamos, con tipos de interés algo más bajos que los personales convencionales pero igual de peligrosos. Así lo explicó Antonio Gallardo, director de estudios de la Asociación de Usuarios Financieros (ASUFIN) en la Cadena SER. “Un préstamo para algo más superfluo como unas vacaciones lo normal es que supere las dos cifras, entre un 10 y un 12%; mientras que los préstamos de estudio se encuentran entre el 6 y 7%, incluso menos”, dice.
De todas formas, es importante destacar que no existe un organismo público que gestione préstamos para estudiantes; quienes deseen acceder a esta financiación deben acudir a alguna de las diferentes entidades bancarias.
Qué se necesita para obtener un préstamo para estudiar en la universidad
Para muchos jóvenes, recurrir a un préstamo no es una opción cómoda, sino casi una necesidad. “Es la única manera de acceder a ciertos programas académicos sin renunciar a vivir en ciudades donde las oportunidades laborales y académicas son mayores, aunque el coste de vida sea alto”, explica Laura García, economista especializada en educación para la sección de Cinco Días del diario ‘El País’.
Claro que para solicitar un préstamo estudiantil, al igual que uno al uso, es necesario cumplir con ciertos requisitos. Entre ellos se incluyen la presentación de la matrícula del centro educativo, ser mayor de edad y contar con unos ingresos estables que permitan afrontar el pago del préstamo. En caso de no cumplir con estos requisitos, algunas entidades pueden requerir un aval por parte de los padres.
En este sentido, a principios de año, organizaciones estudiantiles vinculadas a CC.OO. publicaron un informe que señala que la situación económica y educativa de las familias influye mucho en el acceso a la universidad, creando desigualdades importantes. Según el estudio, el 77 % de las personas entre 25 y 64 años que tienen al menos un progenitor con estudios superiores cursan educación universitaria, frente al 6,5 % de quienes no cuentan con antecedentes universitarios en su familia.
Además, el informe apunta que la falta de financiación suficiente para las universidades públicas hace que cada vez dependan más de las matrículas para cubrir sus gastos. Esto implica un coste mayor para estudiantes y familias, y junto a la limitación de becas, aumenta la desigualdad en el acceso a la universidad.
Crece la dependencia de préstamos para estudiar
Si bien los microcréditos y préstamos pueden ayudar a pagar los estudios, desde Formación Profesional hasta la universidad, estos también tienen riesgos muy altos. Así lo señaló en el citado periódico Enrique Flores, analista del Consejo General de Economistas, quien destaca que el esfuerzo para pagar un préstamo estudiantil no debe superar el 35% de los ingresos.
De todos modos, y a pesar del crecimiento de este tipo de préstamos, las becas públicas siguen siendo una ayuda importante para los estudiantes. En el curso 2025/2026, el Gobierno ha destinado un récord de 2.544 millones de euros a becas y ayudas. Sin embargo, muchas personas no pueden acceder a ellas por motivos de renta, edad o tipo de estudios, o porque las becas no cubren todos los gastos necesarios.