Emprender y arrancar un negocio propio supone un reto para miles de autónomos en España y una fuerte inversión inicial. A este gasto hay que sumar otros como los sueldos de los empleados (si los hay), la materia prima o el marketing. En estos números es donde se mueve Lorena, propietaria de la cafetería de especialidad Bristol Coffee, situada en la localidad barcelonesa de Viladecans.
Como explica en el podcast ‘Toda la realidad sobre montar una cafetería’, publicado en Youtube por el creador de contenido Eric Ponce, levantó el local prácticamente de cero con una inversión inicial de más de 100.000 euros. Con eso, pagó el traspaso, una pequeña reforma, la maquinaria profesional y la primera entrada de stock.
Lo que hizo Lorena es quedarse un local en el que había una panadería y reconvertirlo, cambió la licencia, compró la maquinaria y equipó el espacio, pagando por todo ello más de 105.000 euros. Para hacerle frente tuvo que invertir sus ahorros y pedir un préstamo al banco, que ya ha pagado. “No tengo deudas, pero sigo sin recuperar todo lo que invertí, si seguimos al ritmo actual, en tres años estará amortizado”, ha calculado.
“Todos pensaban que me haría de oro con este negocio”
A la hora del desayuno, a media mañana o por la tarde y en la sobremesa, actualmente son pocos los españoles que rechazan una taza de café. “Todo el mundo me dijo que me haría de oro con el café”, explica Lorena, pero la realidad es otra. Y es que ella se mueve en el negocio del llamado café de especialidad, que se caracteriza por una alta calidad y eso obviamente, repercute en el precio.
Este tipo de café gourmet cuesta unos 55 céntimos por taza, aunque el margen más alto lo deja la repostería, que es casera, y muy demandada sobre todo las cookies. “Se venden mucho mejor que los croissants industriales, aunque exigen saber organizarse y dedicarles tiempo. En invierno puedo vender en torno a 60 o 70 galletas al día, y en verano unas 15”.
“De quince entrevistas de trabajo, se presentan nueve”
Lorena explica en el vídeo que una de las cosas que cuesta más es conseguir personal. “De quince entrevistas, se presentan nueve y sólo viene una”. Actualmente tiene en nómina a dos trabajadoras, una va por la mañana y la otra por la tarde. Ella está casi todo el día. “A veces pienso en traspasar el local, pero luego me calmo, el negocio va bien y hay que saber aguantar los baches”.
En el caso de los empleados, Lorena tiene claro que la formación “lleva tiempo y dinero” ya que cada nuevo fichaje implica tener que empezar de cero, “y cuando ya están listos… se van y vuelta a empezar”. Ahora quiere consolidar a un equipo de trabajo para poder librar alguna tarde o irse de vacaciones sin tener que cerrar el establecimiento.
Lo que Lorena ha aprendido en 18 meses trabajados
Después de año y medio, la propietaria de esta cafetería tiene varias cosas claras. La primera de ella es que empezaría con dos medias jornadas en vez de una persona a tiempo completo, para cubrir las bajas y no quemar a nadie. Además, debería potenciar aquello que la hace diferente de las demás cafeterías como sus cookies y tartas que ella misma elabora y mantener al milímetro el equilibrio entre las ventas y los gastos.
“Si tuviera que empezar de nuevo, lo haría igual”. Porque el negocio no la ha hecho rica, pero sí le ha abierto las puertas a una nueva forma de vida.