Para pedir una hipoteca, los bancos valoran distintas variables. Una de ellas, que pasa quizás más desapercibida, es la edad. ¿Por qué influye? Cuántos más años se tienen, mayor es el riesgo de no poder hacer frente a los pagos. Es la razón por la que la mayoría de entidades financieras incluyen este factor entre sus políticas de riesgo. El mismo que, consecuentemente, también repercute en el plazo de amortización.
Conforme se incrementa la edad, menor es el plazo de amortización que concede el banco para liquidar el préstamo hipotecario. En otras palabras, cuánto más mayor se sea, menos años se tendrán para devolver la hipoteca. Esta reducción del plazo, provocará que inevitablemente las cuotas mensuales sean más altas, pues se tiene menos tiempo para satisfacer el pago.
Esto hace que en la práctica, aunque no existan unos límites legales de edad, sea bastante más difícil para las personas mayores solicitar una hipoteca y que se la concedan. No obstante, siempre habrá que valorar el resto de requisitos, como son la existencia de ingresos regulares. Pero, ¿a partir de qué edad es más probable que rechacen la concesión de una hipoteca?
Límite de edad para solicitar una hipoteca
El límite de edad para pedir una hipoteca puede variar según la entidad bancaria donde se quiere solicitar, pero generalmente imponen el tope en los 75 años. A esto habría que sumarle una ‘regla de oro’ que utilizan para asegurarse la devolución del crédito, como explican desde BBVA en su página web: la edad del titular más joven con ingresos y el plazo del préstamo hipotecario no puede sumar más de 70 años. Explicado de forma más sencilla, si el titular más joven de la hipoteca tuviera 55 años, en la mayoría de bancos podría pedir un máximo de 15 años.
Como apunta Bankinter, habría que tener otros factores en cuenta que podrían facilitar la concesión del préstamo. Por ejemplo, adquirir un seguro de vida o presentar una aval de una persona más joven con ingresos recurrentes. Otra condición que podría equilibrar la balanza es contar con un plan de pensiones privado o recibir ingresos adicionales, como puede ser el alquiler de una vivienda alquilada.
Pese a estos ‘pluses’, lo que no mejorará es el plazo de amortización: como se reduce el tiempo para devolver el crédito, se pagará más por las cuotas. Por ese motivo, desde los bancos estudiarán al detalle la capacidad de endeudamiento: el capital máximo que una persona puede asumir de deuda sin poner en riesgo su posición económica. La parte consecutiva es que, por esta reducción, también se pagarán menos intereses.
Por último, sin importar la edad, habrá que tener en cuenta la condición principal que imponen los bancos para pedir una hipoteca: contar, en el momento de solicitud, con el 20% del valor de la vivienda ahorrado. Es así porque, como máximo, las entidades financieras pueden conceder el 80% restante. Otras recomendaciones, procedentes del Banco de España (BdE), es no superar los 30 años como plazo máximo en una hipoteca y que, en ningún caso, se destine más del 35% de los ingresos mensuales para su pago.
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