Los trabajadores que cada día faltan a su trabajo en España van en aumento y ya, alcanza cifras récord sin contar los años excepcionales de la pandemia del Covid-19. Según los datos publicado por la consultora Randstad, durante el primer trimestre de 2025 se perdieron el 7% de las horas laborales, lo que equivale a que 1,523 millones de personas no acudieran diariamente a su puesto de trabajo. Es decir, que si lo aplicamos a términos de población activa, no dicen que esto supone que un 6,8% de los ocupados faltó cada día a su empleo.
La mayor parte de estas ausencias obedece a bajas médicas por incapacidad temporal, que afectaron de media a 1,19 millones de trabajadores diarios, un 8,2% más que en el mismo periodo del año anterior. El problema es transversal, aunque con notables diferencias territoriales y sectoriales. Canarias (7,6%), País Vasco (7,2%) y Cantabria (6,7%) lideran las tasas de absentismo por comunidades, mientras que actividades como correos (11,9%) o juegos de azar (11,3%) encabezan la clasificación por sectores.
El gasto de la Seguridad Social por las bajas por incapacidad temporal se disparo un 91,6%
El impacto económico es considerable. La Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT) calcula que el coste directo para las empresas derivado de las contingencias comunes superará este año los 32.000 millones de euros, un 10% más que en 2024. Si se incluyen los costes indirectos (como las prestaciones abonadas por la Seguridad Social o la pérdida de productividad de las compañías) la factura total para la economía española sobrepasa los 100.000 millones de euros anuales, de acuerdo con los cálculos de la consultora Grant Thornton.
Esto no se trata de un fenómeno nuevo, ya que entre 2019 y 2023, el gasto de la Seguridad Social en prestaciones por incapacidad temporal se disparó un 91,6%, según recordó el ex secretario de Estado de Seguridad Social Octavio Granado en un análisis publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Granado alertó del «abuso» en el uso de las bajas médicas y advirtió de la presión creciente que esta partida ejerce sobre las cuentas públicas. En la comparación europea, España se sitúa entre los países con mayor proporción de población de baja laboral, solo por detrás de Francia y Portugal, según datos del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).
El auge del absentismo ha avivado el debate político y social. Las patronales critican la reciente ampliación de permisos laborales en un contexto de “absentismo sin precedentes”, mientras que los sindicatos subrayan la incidencia de las listas de espera en la sanidad pública y reclaman más recursos para acelerar la recuperación de los trabajadores.
El Gobierno promete cambios en las bajas por incapacidad temporal
El Gobierno, por su parte, ha comenzado a implicar a las mutuas en la gestión de las bajas. Estas entidades no podrán conceder altas médicas, pero sí colaborar en los procesos de rehabilitación con el fin de acortar los periodos de incapacidad temporal. Los primeros convenios se han firmado en Baleares y Cataluña. El Ejecutivo confía en que la extensión de esta fórmula permita un ahorro cercano a los 800 millones de euros, según la estimación remitida el pasado año a la Comisión Europea.
Cincuenta años de debate en torno al absentismo laboral en España reflejan la persistencia de un problema que combina factores sanitarios, organizativos y sociales. Dado estos datos, lo que ahora toca es un desafío para que las instituciones pasen ahora por encontrar un equilibrio entre el control del gasto público, la competitividad empresarial y la garantía de los derechos de los trabajadores.