El índice de precios de consumo (IPC) se mantuvo en el 2,7% interanual en agosto, según los datos definitivos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), confirmando así el dato adelantado que avanzó el propio organismo. Un registro similar al del mes de julio. La inflación subyacente (que excluye energía y alimentos no elaborados) avanzó una décima, hasta el 2,4%, y se sitúa tres décimas por debajo de la tasa general. En términos mensuales, el IPC no experimentó variación respecto a julio, tras el descenso del 0,1% del mes precedente.
La estabilidad del dato de agosto se explica por el equilibrio entre dos fuerzas: la subida de los carburantes y la relajación en los precios de la electricidad y de los alimentos. Este último grupo moderó su ritmo de encarecimiento al 2,3% interanual, cuatro décimas menos que en julio, con la fruta entre los subcomponentes que tiraron a la baja. La evolución de la factura eléctrica, sin grandes sobresaltos en el mes, contribuyó a amortiguar el empuje de los combustibles.
Objetivo: el 2% del BCE
El Ministerio de Economía interpreta que la trayectoria confirma la convergencia gradual hacia tasas compatibles con el objetivo del 2% del Banco Central Europeo. En la comparativa armonizada con la UE, el IPCA también se mantuvo en el 2,7% interanual y registró una variación mensual del 0,0%. A impuestos constantes, la inflación fue del 2,2%, cinco décimas por debajo de la general.
Más allá del agregado nacional, los datos apuntan a diferencias territoriales: las tasas autonómicas oscilan en un rango que se mueve en torno a algo más del 2% y algo por encima del 3%, en línea con la distinta composición del gasto y el peso de la energía o la alimentación en cada región. El INE difundirá el detalle completo por comunidades en sus tablas habituales.
En paralelo, el índice de referencia del INE para la actualización de los alquileres se situó en agosto en el 2,19%. Este indicador (utilizado como guía por el mercado tras los topes extraordinarios aplicados en los últimos ejercicios) refuerza un escenario de revisiones de renta contenidas, coherente con la desinflación gradual y con el enfriamiento del componente de bienes esenciales.
La electricidad: un factor de riesgo
La fotografía de agosto deja varias claves para los próximos meses. Primero, la moderación de los alimentos confirma que el grueso de la presión por costes en la cadena agroalimentaria se va disipando, aunque persisten tensiones puntuales por climatología y precios internacionales. Segundo, la energía sigue siendo el factor de riesgo principal: un repunte del petróleo o una mayor volatilidad eléctrica podrían interrumpir la senda de estabilización. Y tercero, con una subyacente en el 2,4%, la pérdida de impulso inflacionista continúa, pero aún requiere prudencia en la política de rentas para evitar efectos de segunda ronda.
Quedan por conocer, con mayor desagregación, los subíndices de carburantes y electricidad del mes para precisar la contribución exacta de cada componente, así como la evolución por partidas dentro de la cesta de alimentación (aceites, lácteos o carnes), que en meses anteriores han mostrado comportamientos dispares.