Cómo bordear el límite del 2% para subir el precio del alquiler de habitaciones

Con la burbuja del alquiler cada vez más inflada, algunos propietarios están aprovechando para arrendar sus viviendas en forma de pisos compartidos. Algo que está minando vivir en el centro de las principales ciudades españolas. Esto les permite subir los precios cada seis o nueve meses con contratos que bordean la ley. Es por eso muchos dudan sobre el truco para subir el alquiler de habitaciones más allá del 2% sin ser sancionados por Hacienda.

A diferencia de los contratados de vivienda que no pueden subirse más del 2%, donde los inquilinos están amparados por la Ley de Arrendamiento Urbanos (LAU), el alquiler de habitaciones sigue rigiéndose por el Código Civil y estos contratos dependen de la voluntad de las partes. Consisten en acuerdos jurídicos de entre seis o nueve meses y, transcurrido ese tiempo, los propietarios tienen la potestad de subir los precios todo lo que quieran.

Una ventaja cada vez más frecuente. Así lo confirman desde la plataforma de alquiler, Spotahome, al explicar que la demanda de habitaciones ya supera con creces a la oferta. Esta ha experimentado una subida de un 40% en los últimos meses, “porque vivir en un estudio o en un apartamento de un dormitorio ya no es asequible para un número de inquilinos cada vez mayor”, explican desde la startup.

Cómo bordean el tope del 2% sobre el alquiler de habitaciones

Los propietarios de viviendas que las alquilan por días tampoco están sujetos al límite del 2% decretado hasta el 31 de diciembre de 2023 para las actualizaciones anuales de renta. La razón es que esta medida solo afecta a la vivienda habitual. Así que es posible bordear ese tope con la trampa de ser una ley antigua y con una vivienda que no sea habitual. 

De este vacío legal se aprovechan los caseros y los fondos de inversión que están derivando las viviendas comunes a hogares donde alquilan habitaciones por separado para no estar sujetos a la LAU. Es por eso que el sindicato de Inquilinas ha querido denunciar esa “trampilla legal” gracias a una norma de 1889.

Los colectivos sociales acogidos al alquiler de habitaciones

Colectivos como el de mujeres con hijos y bajos ingresos, inmigrantes y jóvenes con un empleo precario son los más afectados, aunque también hay inquilinos de habitaciones con recursos o salarios aceptables, pero no se cumplen los requisitos que ponen las inmobiliarias para entrar en una vivienda.

Desde la Agencia Negociadora del Alquiler alertan a los propietarios que esta práctica supone un mayor desgaste de la vivienda y un aumento de los problemas y conflictos entre convivientes.