El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, consideró este viernes poco probable extender la actual tregua arancelaria de 90 días e insistió en que China debe realizar concesiones "sustanciales" para lograr una reducción de los gravámenes comerciales. Así lo manifestó durante su vuelo a Roma, donde participará en el funeral del Papa Francisco.
Trump, en declaraciones a los medios, afirmó que su Gobierno continuará aplicando tarifas si no se alcanzan acuerdos favorables. "Tendremos tratos, pero también los haremos. Nosotros solo fijamos la tarifa, que será razonable, muy razonable, y ese será el final del asunto", indicó el mandatario durante el vuelo.
El presidente había anunciado el pasado 9 de abril una tregua de 90 días en la aplicación de los aranceles avanzados a principios de mes, aunque excluyó a China de esta medida. De este modo, los gravámenes a las importaciones chinas aumentaron hasta el 145%, mientras que el resto de socios comerciales de Estados Unidos, incluida la Unión Europea, quedaron penalizados únicamente con un arancel "reducido" del 10 % durante este periodo.
Reacciones económicas y justificación de la política arancelaria
En las semanas posteriores al anuncio, se registraron caídas generalizadas en las bolsas y aumentó la incertidumbre ante la posibilidad de una recesión. Sin embargo, Trump defendió su postura asegurando que se trata de un cambio necesario.
"Dijimos que habría una transición. La gente no la ha entendido. Ahora están empezando a entender. Piénsalo de esta manera: hemos perdido millones de dólares al día durante años. (…) Vamos a ganar millones al día porque eso no es sostenible", explicó durante su intervención en el vuelo hacia Italia.
Condiciones para rebajar las tarifas a China
El mandatario dejó claro que no tiene intención de disminuir los aranceles a China sin contrapartidas significativas. Trump insistió en que Pekín debe abrir su mercado a los productos estadounidenses como condición para alcanzar un acuerdo.
"Francamente, eso era lo que queríamos… casi lo conseguimos (en el primer mandato) y luego se echaron atrás, pero lo teníamos para entrar en China y vender nuestros productos. En otras palabras, se llama abrir China. Sería fantástico. Sería una gran victoria, pero ni siquiera estoy seguro de si lo voy a pedir porque no quieren que se abra, pero por los aranceles, podría conseguirlo", concluyó el presidente.