Muchas personas deciden emprender y montar su propio negocio. Y el de Brett Heyman, madre de tres hijos, ha dado mucho que hablar. El motivo es que se trata de una marca de productos de cannabis, declarándose ella misma consumidora responsable, lo que provoca siempre debate en si es un buen ejemplo o no para los niños.
La mujer es Brett Heyman, fundadora de ‘Flower by Edie Parker’, y todo nació cuando vio que los accesorios relacionados con el cannabis eran un área todavía sin explotar. “Soy de Los Ángeles y, aunque ahora vivo en Nueva York, vuelvo a California a menudo. Cada vez que entraba en un dispensario en California, me parecía que la imagen de marca era medicinal, masculina o minimalista”, cuenta para el medio ‘Business Insider’.
Según Heyman, no había nada dirigido para mujeres, aunque sabía “por experiencia propia” que el cannabis podría ser fantástico, por ejemplo, para tratar los dolores menstruales o simplemente para relajarse. Así, intentó ver cómo su marca podía ocuparse de este nicho en el mercado. “Mi enfoque siempre ha sido que nadie necesita lo que vendemos, pero como es algo que quieren, debe ser divertido y lúdico. Debe hacerte feliz”, explica, al tiempo que añade que “eso es lo que pienso también del cannabis”.
“Quería eliminar el miedo y el estigma asociados al cannabis”
Brett Heyman decidió lanzar su marca al mercado del cannabis con accesorios de colores vivos, como pipas, con la intención de que se lucieran y no se escondieran.: “Eran obras de arte, algo que debía exhibirse con orgullo, no esconderse en el fondo de un cajón. Quería eliminar el miedo y el estigma asociados al cannabis”, explica al citado medio.
No obstante, reconoce que era difícil desafiar el debate que hay en torno a la marihuana, al igual que le preocupa el hecho de que, en Estados Unidos, aunque sea legal en la mayoría de estados, siga siendo ilegal a nivel federal. Motivo por el que teme que la industria “no sobreviva”. En este sentido, le enorgullece formar parte de la normalización del cannabis.
“Les digo a mis hijos que no lo consuman hasta que tengan 25 años y su cerebro haya dejado de desarrollarse”
Heyman intenta tratar el tema de la marihuana con naturalidad, haciendo una analogía con el alcohol: “Mis hijos tienen 15, 14 y 9 años. Les hablo del cannabis igual que les hablo del alcohol. Para mí, es una analogía obvia. Saben que lo consumo de forma legal y responsable. Aun así, no finjo que el cannabis no conlleva riesgos. Les digo a mis hijos que no lo consuman hasta que tengan 25 años y su cerebro haya dejado de desarrollarse”.
Frente a su ejemplo, asegura que sigue existiendo mucho estigma, pero se siente orgullosa de haber levantado una empresa y seguir luchando por su normalización. “Cuanto más hablemos de ello sin miedo, mejor”, expresa, indicando que se trata de un mercado con “un enorme potencial” que no deja de crecer.
