Uno de los problemas cuando se tiene una casa jardín que las ramas de los árboles y plantas, si no se podan con regularidad, pueden causar problemas con los vecinos. En la mayoría de casos basta hablar con el vecino para que pode las mismas, pero en ocasiones esto no se produce, hasta llegar a extremos como el de este jubilado de 64 años francés que ha sido expropiado de su casa por no cuidar durante varios años, dejando que se acumule la maleza.
El caso de este antiguo profesor jubilado, de 64 años, se remonta a 2019. Según la información publicada por Figaro Inmobilier todo comenzó con quejas vecinales sobre el estado del jardín de la propiedad, completamente cubierto de maleza.
Tras comprar la casa junto a su esposa, la misma fue alquilada durante años, pero tras su separación en 2016, la situación se deterioró. Afectado por una depresión, el jubilado dejó de ocuparse de la vivienda. En declaraciones públicas, explicó que su “enfermedad era debilitante” y que no pudo responder a los avisos del ayuntamiento. “Simplemente, hay que evitar enfermarse en Sotteville, eso es todo”, escribió en redes sociales.
Fue tarde cuando reaccionó y quiso frenar la expropiación
Tras as quejas de los vecinos por el estado de la casa, el ayuntamiento inició el procedimiento de desahucio, aunque, según confirmó un portavoz municipal, “en el 90 % de los casos, los propietarios reaccionan con rapidez y el asunto se resuelve”. Pero el caso de este jubilado no fue así, cuando quiso poner freno a la situación y solicitó la anulación de la expropiación, el proceso administrativo ya estaba avanzado.
La administración emitió una declaración de utilidad pública (DUP), lo que permitió al municipio adquirir la parcela con el objetivo de “rehabilitarla para beneficio social”. Tanto la revocación de la DUP como el recurso interpuesto por el profesor retirado fueron rechazados.
El tribunal confirmó la legalidad del procedimiento y avaló la decisión del consistorio, dando vía libre al desalojo y la posterior adquisición del terreno por parte de la administración local.
Desde entonces, el jubilado se considera sin hogar. Tal como ha explicado, durante los últimos años había alternado estancias entre la casa de sus padres y su vivienda. Ahora deberá abandonar definitivamente la propiedad.
