Las llamadas falsas, más conocidas como “vishing” son uno de los tipos de fraudes más comunes en Europa. Los estafadores consiguen falsificar los números oficiales de las entidades bancarias, a través programas informáticos, generando confianza en las víctimas.
Las pérdidas pueden ser millonarias cada año, y los bancos no suelen asumir el reembolso total, manifestando que el cliente ha “autorizado” la operación, pese al engaño. Sin embargo, en España, para mitigar los daños, Hacienda permite que los perjudicados desgraven estos importes en la Renta 2024-2025, considerándolos como pérdidas patrimoniales deducibles.
Es el caso de Maryam Javadian, una enfermera belga que perdió los 20.000 euros de sus ahorros, como consecuencia de una estafa telefónica.
Cómo ganarse la confianza
El ladrón—que parecía conocer perfectamente la situación de la mujer— realiza la llamada y le informa de que ha detectado un problema en su cuenta. Después la guía para confirmar una transacción segura a través de la aplicación bancaria Itsme. En ese momento, todo se tuerce.
“Validé la transacción, y escuché al hombre reírse a carcajadas”, cuenta Maryam, cuando de repente escucha las risas del impostor: "gracias, señora, acabo de retirar 20.000 euros de su cuenta’” según recogió el medio Midi Libre. Una suma que asegura: “había ahorrado con esfuerzo durante varios años de trabajo".
Una gran decepción
“He trabajado durante dos años para ahorrar esos 20.000 euros, y de un día para otro, todo ha desaparecido”, declara Maryam, desilusionada por la respuesta de su banco, que solo le reembolsó una cuarta parte del dinero perdido. “Esperaba más apoyo, pero me sentí ignorada, casi culpable.”
La respuesta de la portavoz de Beobank, Sandrine Roberti, explicó que esa devolución parcial se debe a que algunas acciones de los clientes facilitan la comisión de fraudes.