Contratar un seguro de vida es considerado cada vez más importante entre la población. Recientemente, el Registro de Contratos de Seguros de Cobertura de Fallecimiento, algo así como la base de datos nacional de seguros, detectó que en 2021 aumentaron un 2,46% las personas que se dieron cuenta que eran beneficiarias de sus coberturas económicas.
Ese, el de garantizar que los afectados por la defunción de un familiar mantengan su nivel de vida, es su principal cometido. Se trata de uno de los productos financieros más habituales pero de los que menos constancia se suele tener por parte del círculo familiar más cercano y de los que podrían acabar siendo beneficiarios. En gran parte, por su desconocimiento, tanto de sus coberturas como de su utilidad.
¿Qué es un seguro de vida?
Es un instrumento financiero por el cual se da una suma asegurada por fallecimiento, invalidez o supervivencia debido a algún siniestro. Porque, ¿qué sería del futuro de los hijos si una familia monoparental pierde al progenitor? Esa respuesta la tiene el seguro de vida.
¿Cuándo es necesario el seguro de vida?
Prácticamente, es necesario en todos. O mejor dicho, útil. Pongamos un ejemplo:
- Soltero independiente: Si los padres dependen económicamente del asegurado se debe analizar cómo podría afectarle un posible deceso o invalidez.
- Casado y sin hijos: Si faltara el progenitor o tuviera que dejar de trabajar por un accidente, ¿podría él o ella enfrentarse la pareja a los gastos del hogar?
- Familia con hijos recién nacidos: Si los hijos son dependientes económicos. Tal vez convendría ampliar la suma asegurada, o bien, contratar una póliza conyugal.
- Familia con hijos que estudian: La educación es vital para los hijos, ¿podrían concluir sus estudios si falta el apoyo económico de un progenitor?
- Familia con hijos jóvenes: En este caso, si los hijos continúan en casa y contribuyen al gasto familiar o se han independizado, el único dependiente podría ser uno de los cónyuges, por lo que habría que ajustar las coberturas y la suma asegurada a fin de no estar sobreasegurado y emplear demasiado dinero.
- Jubilados: Dependen de la pensión, por lo que si alguno de los beneficiarios ha fallecido se deberá modificar.
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de contratar un seguro?
Lo más recomendable es realizar los trámites del seguro de vida por medio de una aseguradora. La vigencia comienza cuando se firma la póliza (contrato), donde hay que tener en cuenta otros aspectos:
- Cuantía asegurada: la cantidad de dinero que recibirá la familia si llega a faltar el asegurado. Al establecerla, hay que considerar el número de personas que dependen del contratante: sus edades, los gastos mensuales en casa y los de educación.
- Prima: es el precio del seguro. Depende de la cantidad asegurada, las características del firmante (edad, sexo, ingresos económicos, hábitos…) así como otras coberturas adicionales contratadas.
- Cobertura: las principales son por muerte e invalidez, pero se pueden contratar algunas adicionales, como enfermedades terminales, gastos funerarios o enfermedades graves.
- Informarse a conciencia: estudiar el mercado para asesorarse muy bien sobre los planes, características y cómo solicitar la suma asegurada.
- Plan de acción: determinar los ingresos y cuánto se puede destinar al pago del seguro.
- Ante todo, sinceridad: no hay que omitir ningún dato ni antecedente. Al final, perjudicará a todas las partes.
- La forma de pago: es más barato pagar que hacerlo de forma fraccionada (mensual, trimestral o semestral).
- Revisar la póliza: verificar que todos los datos que aparecen en el contrato sean correctos.
- Pagar en plazo: no abonar a tiempo la correspondiente cuota puede ocasionar la cancelación del seguro y la protección que ofrece.
¿Cómo designar a los beneficiarios de un seguro de vida?
- Escribir el nombre de forma clara. Parece una obviedad, pero existen casos que el supuesto beneficiario no ha podido acceder a ello por erratas o elegibilidades en la redacción.
- Especificar el porcentaje de la cantidad asegurada que le corresponde.
- En caso de menores de edad, designar a una fiduciaria para que administre el importe del seguro y se lo entregue. De esta manera, se evitan beneficiarios que cobren la cantidad asegurada y la entreguen a otra persona.
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