En un aparcamiento frente a un supermercado, el tertuliano de televisión Cristóbal Soria regresaba tras hacer unas compras y se encontró con un regalo inesperado. Los cables del cargador de su coche eléctrico habían sido cortados. “Me encuentro que me han cortado los cables del cargador del coche… para quedarse con el cobre que hay dentro”, contaba en un vídeo para ‘Espejo Público’ en Antena 3.
El caso ha generado revuelo, pero no se trata de un hecho aislado. Según explicaron los propios agentes a Soria, los robos de cableado en puntos de recarga se han convertido en un delito que dentro de poco tiempo será más habitual que de costumbre. “De único nada, esto se va a repetir mucho en los próximos años por el auge de los coches eléctricos y la composición de los cables”, le advirtieron en comisaría al tertuliano de televisión.
Ahora son los coches eléctricos los que sufren el robo de cobre para venderlo como chatarra
El cobre siempre ha sido un botín atractivo para los ladrones. Su precio en el mercado, la facilidad de manipulación y la rápida reventa lo convierten en un objetivo recurrente. Durante años, este metal ha desaparecido de tendidos eléctricos, alumbrado público, líneas ferroviarias o instalaciones de telecomunicaciones. Ahora, con la proliferación de los coches eléctricos, los cargadores se suman a la lista de infraestructuras vulnerables.
“Es un problema que conocemos bien desde hace décadas. El cobre es oro rojo para los delincuentes”, explicaron al programa desde la AUVE, la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos. Y es que el cobre lleva décadas en el punto de mira de los ladrones. No es nuevo, pues el metal ha desaparecido de alumbrados públicos, instalaciones ferroviarias o tendidos telefónicos.
Así, los cargadores de coches eléctricos se han sumado a la lista de lugares donde roban cobre. Es una nueva forma de un problema que ya existía desde hace tiempo y que ahora se ha hecho más ‘recurrido’ por la expansión de un coche eléctrico que, pese a sus limitaciones y detractores, no deja de crecer.
El cobre es esencial para la movilidad eléctrica. Este metal se utiliza en los motores eléctricos, las baterías y, sobre todo, en el cableado de recarga. Solo un coche eléctrico contiene entre 80 y 100 kg de cobre, frente a los 20 kg de un coche convencional.
Un coche eléctrico contiene entre 80 y 100 kg de cobre
Los puntos de carga de coches eléctricos, situados en espacios públicos, quedan vulnerables ante estos criminales que, como ya se ha visto en otros países, no dudan en cortar los cables de conexión con una sierra. Incluso lo hacen cuando los coches están conectados. Este nuevo tipo de hurto de cobre se suma al aumento de robos de catalizadores en los coches, una de las piezas más codiciadas de los vehículos.
A fin de cuentas estamos hablando de un material muy presente en este tipo de cargadores y existe un mercado negro cada vez más notorio de este. A ello debemos sumarle la facilidad con la que se puede vender cobre en un desguace o servicio de compra-venta.
Ya el año pasado saltaron las alarmas en Estados Unidos tras una serie de actos vandálicos contra la red de supercargadores de Tesla. Los delincuentes cortaban los cables de carga para extraer el cobre y venderlo como chatarra. Lo que comenzó como un fenómeno local acabó extendiéndose a Europa.
Piden una mayor vigilancia, pero sobre todo un mayor control del mercado negro
Y es ahí donde han empezado a registrarse incidentes similares en países como Holanda y Francia, donde el robo de cobre en puntos de carga empieza a convertirse en una preocupación cada vez mayor. Con un valor cercano a ocho euros por kilo, este metal sigue siendo un botín atractivo para quienes buscan beneficios rápidos. En España, la Policía ha alertado de que esta amenaza podría ganar terreno a medida que crece el parque de vehículos eléctricos, especialmente en ciudades y áreas con escasa vigilancia.
Por su parte, el crecimiento para comprar un coche eléctrico en España depende no solo de que existan suficientes puntos de recarga, sino de que estos sean seguros. Si los conductores empiezan a tener la sensación de que los cargadores son vulnerables, la apuesta por este tipo de coches puede verse comprometida.
Así lo alertaba Eduardo Navasquillo, criminólogo y encargado del área de inteligencia empresarial de una empresa española de hidrocarburos, así como las diferentes asociaciones del vehículo eléctrico. La reparación de estos dispositivos puede suponer al fabricante un coste de hasta 8.000 euros.
Los expertos coinciden en que la solución pasa por instalar sistemas de seguridad más avanzados, como alarmas y cámaras de vigilancia. También recomiendan añadir dispositivos sonoros y luces que se activen automáticamente si detectan un intento de robo o vandalismo. Aunque también se centran en un mayor control del mercado negro para dificultar la reventa del cobre.

