Una preciosa laguna originada en el cráter de un volcán, con una forma perfectamente circular y en medio del océano Atlántico, está considerada por muchos como la piscina natural más bonita del mundo. Ubicada frente a la costa de Sao Miguel, la isla principal del archipiélago de las Azores (Portugal), este pequeño islote de Vila Franca cuenta con una reserva natural protegida con una fauna casi exclusiva que conquista a los amantes del buceo.
En este espacio salvaje no vive nadie, la zona está deshabitada y ocupa 5 hectáreas en total. La piscina natural sorprende en primer lugar por el azul intenso de sus aguas, y también porque tiene una forma circular perfecta. El motivo no es otro que su formación en un cráter de roca volcánica que se encuentra bajo el agua y que ha dado lugar a una orografía casi exclusiva de pequeñas cuevas submarinas.
Una formación diferente en un enclave único

La increíble piscina natural de forma perfectamente redondeada es lo que se conoce como ‘boquete’. Esto es, que se trata de una formación que ha resultado de la erupción de un volcán submarino. Tiene esa forma porque se desarrolló lo que se conoce como un ‘cono volcánico’ como explica la revista AD-Italia que señala que el cráter mide unos 150 metros de diámetro.
Al estar en superficie, se llenó de agua, originando una piscina natural de 20 metros de profundidad. A su alrededor hay una playa que está protegida de las olas gracias a la orografía de la zona.
Y esto es fundamental porque en este espacio de las Azores se producen fuertes oleajes, aunque esto, en contrapartida, ha dado lugar a un paisaje inconfundible. Sobre la fauna, hay que decir que es el hogar de diferentes aves marinas, que son especies protegidas por BirdLife International.
El fondo del mar no iba a ser menos, y los enamorados del buceo podrán encontrar desde medregales, a morenas, peces loro y rayas. Por parte de la fauna, hay que destacar especiales como la caña de azúcar, el tamarisco y el mirto.
A 1.600 kilómetros de la costa de Lisboa
El archipiélago de las Azores se encuentra a unos 1.600 kilómetros de la costa de Lisboa y fue descubierto en el siglo XV. Más tarde se construyó un fuerte militar, puerto, viñedos (que ahora están abandonados), y un sitio para la observación de los océanos.
Hasta 1982, este anillo era propiedad de una familia que acudía todos los veranos a pasar las vacaciones. Para llegar a este islote hay que subir a un ferry que sale desde Sao Miguel durante los meses de junio a octubre. Este paraíso natural sólo admite unos 400 visitantes diarios.
Aunque muchos de ellos lo hacen por deportes como el buceo o para contemplar esta maravilla de la naturaleza, es cierto que otros acuden atraídos por los espectáculos que allí se organizan como la Serie Mundial de Clavados de Acantilados Red Bull, con el campeonato de saltos.

