Los 7 comportamientos de los padres que se distancian de sus hijos cuando son adultos: no se dan cuenta

Muchos padres con los años se van alejando de sus hijos. Estos son los 7 comportamientos más comunes que se han detectado y que hacen sin darse cuenta.

Padre e hija paseando
Los 7 comportamientos de los padres que se distancian de sus hijos cuando son adultos: no se dan cuenta. EFE
María Jose Martínez

Distanciarse de los hijos conforme van creciendo es muy fácil. La forma en la que los padres se relacionan con ellos puede llevar a romper vínculos y a convertirlos en completos desconocidos. Es sencillo caer sin darse cuenta, y haciendo cosas con la mejor de las intenciones. La falta de vínculos afectivos, traspasar límites, no reconocer sus logros o aferrarse a errores del pasado, son algunas de las causas que llevan a deteriorar estas relaciones.

Estos son los 7 comportamientos de los padres que no tienen un vínculo estrecho con sus hijos adultos, según la publicación Global English Editing.

7 comportamientos de los padres que se distancian de sus hijos cuando se hacen mayores

Listado de los siete comportamientos más comunes que se han detectado en padres que se alejan de sus hijos con el paso de los años.

1. Se muestran distantes emocionalmente

Uno de los elementos que más influyen en que padres e hijos tengan una buena relación es la afectividad. Los progenitores que se muestran distantes emocionalmente suelen alejarse. Cabe destacar que no se hace de manera consciente. A veces no se trata de estar para ellos físicamente, sino de sentir empatía y ser compresivo con lo que sienten.

Los hijos piensan que no les pueden decir a sus padres cómo se sienten, porque no los van a entender, y terminan por no compartir sus sentimientos.

2. Traspasan los límites entrometiéndose en sus vidas

Hay una línea muy delgada entre querer ayudar a tus hijos y meterte demasiado en su vida. Aunque lo hacen porque quieren lo mejor para ellos, muchos padres sobrepasan los límites con consejos que no se han pedido, llegando hasta a tomar decisiones por ellos cuando ya son personas adultas e independientes.

3. Siempre quieren solucionar sus problemas

Sobra decir que cuando un padre o una madre quiere ayudar a sus hijos lo hacen con la mejor de las intenciones. Pero, a veces no se dan cuenta de que ya son mayores para hacerlo por ellos mismos, y que los tienen que “dejar volar”. El instinto siempre querrá arreglar lo malo que le ocurra. Sin embargo, puede llevar a un agobio y distanciamiento. Es muy complicado afrontar el momento en el que dejarlos ir solos al colegio o al instituto, ver cómo se mudan a otra ciudad, o comienzan su primer trabajo. Pero, es parte del camino.

Es común olvidar que ya son personas adultas y que pueden solucionar los contratiempos que se les pongan por delante.

4. No reconocen sus logros

Que las personas que más queremos reconozcan nuestros logros nos hace sentir bien y queridos. En ocasiones puede darse por hecho y que los progenitores descuiden esta parte con sus hijos. Pueden ser pequeñas cosas del día a día, o un ascenso en el trabajo, incluso algo personal.

En este sentido no solo se aplica a cuando crecen, cuando aún son niños también es importante mostrarse orgulloso, para que no se sientan infravalorados por sus referentes.

5. Se aferran a los errores del pasado

¿Quién no ha cometido cientos de errores? Lo cierto es que son parte de la vida. Pero, si los padres no paran de recordar una y otra vez a sus hijos que hicieron algo mal, va a hacer que ellos se alejen porque se cansen de que se les haga sentir mal.

6. No los escuchan atentamente

“Mamá, ¿estás escuchando lo que te estoy diciendo?” Una frase muy típica. Escuchar activamente y mostrar empatía por los hijos convierte a los padres en un lugar seguro y de paz. Según explican los expertos, es importante comprender, responder y recordar. Da igual la edad que tengan.

7. No les muestran amor y cariño

La expresión de amor y afecto es un ingrediente clave en cualquier relación humana. Sin embargo, es una habilidad que muchos padres pasan por alto sin querer. Algunos, por su personalidad, no lo muestran tan abiertamente como deberían. Incluso pueden sentir vergüenza. No significa que no los quieran, pero sus hijos pueden llegar a pensarlo.

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