Los nuevos profesores de universidad deberán hacer un curso inicial para saber enseñar

El futuro profesorado de la universidad deberá formarse para formar a sus alumnos. Es uno de los grandes principios que se incluirá en la Ley Orgánica para el Sistema Universitario (LOSU) que se está perfilando y que pretende darle una vuelta de tuerca a la nueva generación docente universitaria que viene. Más bien, una regeneración ya que se espera que más de la mitad (el 53,5%) se jubile a partir del curso 2030-31.
 
“Deberíamos intentar conseguir que la universidad no sea una excepción. En el sentido en que en todos los niveles educativos, el profesor tiene que pasar por cursos de capacidad docente, excepto en la universidad. Si tú eres doctor, se da por supuesto que sabes dar clase”, avanzaba el ministro de Universidades, Joan Subirats, a ‘El País’ el pasado mes de enero. Pero no siempre es así.
 
Por ello, se obligará a los ayudantes doctores, el primer escalón que deben subir los nuevos potenciales profesores de universidad, a cursar una formación pedagógica, al igual que deben hacer los que imparten clases en aulas de colegio o instituto. Así lo ha propuesto Subirats en el proyecto de ley en la Comisión de Ciencia, Innovación y Universidades en el Congreso de los Diputados, a la que acude por primera vez. 

El nuevo profesor docente ayudante

A falta de concretar con los rectores y las comunidades autónomas la extensión y modalidad (presencial, online o híbrida) del programa en metodologías docentes, como se le denominará a esta formación, sí que se conoce que los profesores doctores ayudantes comenzarán ya a cursarla en su primer año. Aunque no será el único cambio que efectuará la nueva legislación del sistema universitario en las condiciones contractuales de este colectivo.
 
El convenio laboral recogerá, asimismo, una duración de seis años en el que se tratará de encontrar el término medio entre dar clase e investigar, sus dos mundos rutinarios. Así, impartirán “un máximo de 180 horas por curso académico, de forma que resulte compatible con el desarrollo de tareas de investigación para atender a los requerimientos para su futura acreditación como profesor titular”.
 
Hay que recordar que la ciencia, la investigación, es lo que permite seguir avanzando principalmente en su carrera. De hecho, para llegar a ser profesores permanentes, titulares o catedráticos, la agencia de evaluación ANECA lo considera criterio imprescindible y así lo examina a los tres años en el puesto mediante un control de su hoja de servicios docente e investigadora.
 
Esto ha provocado que las universidades se hayan centrado demasiado en la ciencia y poco en la docencia, como cree el Ministerio de Universidades. Para lograr este equilibrio, la ANECA prepara un sexenio basado en un complemento salarial de 100 euros mensuales como ‘incentivo’ a la labor docente. También se pretende profesionalizar con una “tutorización” exigente el proceso de prácticas de los nuevos funcionarios que en su primer año en colegios o institutos.

Ya hay universidades que ofrecen cursos de formación

De las 89 universidades que existen en España ya hay algunas que imparten cursos de formación a la docencia. Sin embargo, son más complementarios que estructurales y no llegan a ser obligatorios, al contrario de lo que se pretende ahora. Una de ellas es la Universidad Autónoma de Madrid, que ofrece 25 plazas plazas gratuitas para que sus profesores cursen un título de experto en metodología docente universitaria.
 
También la Universidad de La Laguna en Tenerife, que alude a la “creciente demanda de formación pedagógica”. Por ejemplo, la Universidad de Córdoba divide su titulación a este respecto en una parte de seminarios y otra de práctica docente con un tutor. La planificación, la metodología, la evaluación o la motivación son algunos de los objetivos, por su parte, que esgrime el curso de 100 horas de la Universidad Miguel Hernández de Alicante.