Cada otoño, cuando las temperaturas caen y la calefacción vuelve a encenderse, las ventanas de media España amanecen cubiertas de pequeñas gotas de agua. Lo que parece un fenómeno inofensivo es, en realidad, la señal de un problema mucho más serio: la condensación, que es ese exceso de humedad que precede al moho, al olor a cerrado y a los desperfectos en las paredes y muebles.
Respirar en un ambiente húmedo no solo resulta incómodo, sino que también puede afectar a la salud. Las estancias mal ventiladas acumulan vapor y bacterias, favoreciendo alergias y afecciones respiratorias. Por eso, entender cómo se forma y cómo eliminarla se ha convertido en una prioridad en los hogares con la llegada del otoño.
Por qué se forman las gotas en el cristal
El fenómeno tiene una explicación sencilla. El aire caliente del interior de la vivienda contiene más vapor de agua que el aire frío del exterior, cuando entra en contacto con una superficie fría, como el vidrio, se enfría y ese vapor se transforma en gotas.
Las zonas más afectadas son la cocina, el baño y los dormitorios, especialmente si se seca ropa dentro de casa o se apaga la calefacción por la noche, provocando fuertes contrastes térmicos.
Los consejos de los expertos
Los especialistas en climatización insisten en que la condensación no es culpa de las ventanas, sino de la humedad del aire. Tal y como recoge EuropaPress, Leroy Merlin recomienda soluciones estructurales: ventanas con doble acristalamiento o rotura de puente térmico, aislamientos de pared y pinturas anticondensación. Todo eficaz, pero supone un gasto que no todos los hogares pueden asumir.
Desde Climalit, apuntan medidas más asequibles: mantener una temperatura estable, usar extractores en baños y cocinas y abrir las ventanas unos minutos al día. Según el especialista en instalación Rola Ventanas, “con 15 minutos de ventilación diaria se puede reducir notablemente la humedad”, aunque también recomienda deshumidificadores.
El truco que se ha hecho viral
Mientras las marcas ofrecen tecnología, las redes sociales han rescatado un remedio doméstico. El truco, tan simple como eficaz, consiste en colocar arroz o sal en un cuenco o bolsa junto al cristal. Estos ingredientes actúan como absorbentes naturales de la humedad, secando las gotas y manteniendo la superficie limpia.
El método no requiere electricidad ni inversión. Solo hay que renovar el arroz o la sal cada dos o tres días, antes de que se saturen. Un gesto sencillo que, según muchos usuarios, mantiene las ventanas secas durante toda la noche.
Los expertos admiten que este tipo de remedios no sustituyen una buena ventilación ni un aislamiento adecuado, pero reconocen su utilidad como apoyo en hogares con exceso de humedad. Evitar la condensación no exige grandes inversiones, sino constancia y buenos hábitos: ventilar a diario, mantener temperaturas estables y no secar la ropa dentro.

