Con el auge de las redes sociales, muchas personas, especialmente los jóvenes, usan sus cuentas de TikTok e Instagram ya no solo para contar su día a día o unirse a los trends, sino también para denunciar abusos en el ámbito laboral. Un ejemplo es el de Sara Lafuente, quien ha contado cómo, después de darlo todo en una tienda, echando horas extra sin retribuir, la despidieron por manifestarse en contra de molestar y presionar a trabajadores de baja laboral para que se incorporaran ya a su puesto.
“Storytime de cómo estuvieron conspirando contra mí un mes en un trabajo para echarme sin que me enterase”, comienza relatando, explicando que cuando ocurrieron los hechos llevaba en la empresa más de un año. “Yo entré allí como segunda encargada y más tarde me ascendieron a primera encargada. Llegaron las Navidades y allí eran terroríficas. No os hacéis una idea de lo terribles que eran”, sigue explicando, añadiendo que ella pasaba “muchos días trabajando 12 horas”.
“Me iba horas antes de la apertura para terminar trabajos que había que terminar. Y bueno, pues me pasaba allí la vida. Me pasé todas las Navidades con un estrés terrible, con el ojo latiéndome continuamente, todo el rato, con una ansiedad cada vez que estaba allí, cada vez que se acercaba alguien a pedirme algo. O sea, de verdad, no os imagináis lo mal que lo pasé”, agrega Lafuente.
“Estas son las últimas Navidades que paso aquí”
Por todo lo anterior, esta joven pensó que “estas son las últimas Navidades que paso aquí”, ya que “no aguantaba más nada, ni a los jefes, ni el trabajo, ni lo poco valorados que estábamos, ni los horarios, ni la ansiedad… es que era todo un cúmulo de cosas terrible”.
Una situación que empeoró aún más cuando parte del equipo se dio de baja, sobre todo porque ya estaban pocos en el equipo y los nuevos integrantes que contrataron para la campaña no habían sido formados: “no teníamos personal para trabajar, básicamente”. Ante escenario, Lafuente cuenta que sus superiores la llamaron para que metiera “presión”: “Que pregunte cuándo van a volver, que cuándo se van a incorporar, porque estas fechas, porque tal…”.
Sin embargo, no era una práctica que considerara lícita, rechazando ejercer presión sobre estos trabajadores que se estaban recuperando: “un día a mi área manager, que no la jefa, ¿vale?, en total confianza, le digo que no me parece nada bien lo que está sucediendo con las bajas, que no se debe molestar a la gente que está de baja porque es que es lo que hay, es un derecho del trabajador, estás mal”, cuenta, agregando que, esta persona, que parecía que iba de “buen rollito, resultó ser “de las peores”.
El motivo es que su área manager le contó todo a la jefa, momento en el que esta superiora le hizo “la cruz”: “Me hace la cruz, al día siguiente me habla por WhatsApp, me dice un par de cosas y ya sabía ahí que ya esto se había acabado. A partir de ahí, ya una vez terminadas las Navidades, empezó mi cuenta atrás sin yo saberlo realmente, porque como os digo, estuvieron conspirando contra mí”.
“La gente se da de baja, chica, estate preparada para lo que pueda pasar”
Sara Lafuente cuenta como esta superiora iba a tienda y ni le saludaba ni le dirigía la palabra, solo por haber manifestado que estaba en contra de presionar o molestar a los empleados de baja, aunque fuera Navidades y estuvieran faltos de personal.
“La gente se da de baja, chica, estate preparada para lo que pueda pasar, porque esto pasa en los trabajos. La gente se da de baja porque tiene derecho. La gente se pone mala, la gente se rompe una pierna. Quiero decir, y si pasa en Navidades, pues pasa en Navidades. Tú como empresaria tienes que estar preparada para cubrir esos casos”, manifiesta.
“Estaban haciendo entrevistas en mi cara para cubrir mi puesto”
Ante esta situación, la joven asegura de que ella estaba convencida de que la iban a echar, contando que era un “canteo” y que “estaban haciendo cosas por detrás lo más silenciosamente y sigilosamente posible para que yo no me enterara y no les dejara tirados”. Por ejemplo, “hacían entrevistas en mi propia tienda diciéndome que era para segunda encargada porque allí no había segunda encargada y resulta que estaban haciendo entrevistas en mi cara para cubrir mi puesto”.
Al ser tan evidente, Lafuente preguntó por el motivo de estas entrevistas, recibiendo respuestas falsas por parte de sus superiores. Incluso, llegaron a insinuar que estaba loca por preguntar, acusándola de imaginarse que la iban a echar cuando no era así. “Estaban haciendo todo el papelón para que yo 100% me pensara que no me iban a echar y me mantuviera allí en el trabajo para que ellos no se quedaran con el culo al aire”, denunciaba, añadiendo que como esta hubo “millones de cosas sospechosas” que veía en emails, actitudes o videollamadas con otras tiendas.
“Como que a mí me hacían un poco el vacío, no me preguntaban nada de mi tienda, Cosas muy raras. Hasta que ya un día finalmente en la caja vi que había un nombre de una persona nueva”, explica, esperándose ya lo peor. Y así sucedió porque, aunque al principio su superiora no le comunicó nada, al día siguiente, ya le pidió que recogiera sus cosas.
Al saber su despido, Lafuente señala que se mostró en realidad aliviada, y así se lo manifestó a su superiora: “me alegro tanto de no volver a saber nada de vosotros y de esta tienducha, que es que me hicieron el favor de mi vida”. Al escuchar estas palabras, su jefa le respondió que no dijera eso.
“He pasado aquí unas Navidades terribles haciendo horas que no me habéis pagado, levantándome, yéndome dos horas antes de la apertura, saliendo más tarde del cierre para terminar cosas y encima me vas a decir que no te diga nada. Es que mira, suficiente poco te he dicho, guapa, suficiente poco”, le reprochó Lafuente, quien cogió todas sus cosas de la tienda y se fue. Hoy, asegura que fue “lo mejor” que le pasó en su vida, consiguiendo un trabajo con buenas condiciones laborales: “la moraleja es que todo pasa por algo, que cuando os pasen estas cosas pensad que ha sido porque algo mejor viene después”, concluye.

