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Una mujer de 65 años que necesita trabajar: “no puedo pagar la hipoteca y cada vez que rechazan mi currículum es una patada en el estómago”

Debería estar cobrando la pensión de jubilación pero necesita trabajar con urgencia y cuenta cómo la rechazaron de sus tres últimas candidaturas por edadismo.

Mujer apoyada en el marco de una puerta
Una mujer de 65 años que necesita trabajar: “no puedo pagar la hipoteca y cada vez que rechazan mi currículum es una patada en el estómago” |Envato
Berta F. Quintanilla
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Una mujer de 65 años, Kerry Forest, debería estar cobrando su pensión de jubilación y disfrutando del descanso de la vida laboral, igual que otras personas de su edad. Porque opciones para pasar ese nuevo tiempo libre, siempre hay, como viajar a precio muy bajo con el Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales). Pero este no es su caso. Porque a esta mujer no le queda apenas dinero en el banco y necesita un contrato de trabajo estable con urgencia. 

Durante muchos años ha trabajado como bibliotecaria en Burnie (Tasmania) y ahora, que alterna el desempleo con contratos temporales, se da cuenta cómo el mercado de trabajo expulsa a las personas de más de 50 años casi de manera sistemática como señalaba el técnico en orientación laboral Francisco Álvarez en una entrevista para NoticiasTrabajo. Este parece ser el caso de esta mujer que no alcanza para pagar la hipoteca y que, en tres años que lleva en búsqueda activa de empleo, se ha enfrentado a continuos rechazos. 

En una entrevista para abc, asegura que su edad es el principal problema. “Cada vez que rechazan mi candidatura, es como una patada en el estómago y mi confianza cae un poco más”. Ha enviado el currículum a puestos de trabajo de lo más variado. Por ejemplo, aprovechando su buen estado de forma ha postulado a guardia de seguridad, y se ha matriculado en los programas de competencias profesionales del Gobierno. 

“No he conseguido la estabilidad que busco en un empleo, nosotros aportamos experiencia, somos de la vieja escuela y de fiar”, ha reivindicado. No es la única. Hace unas semanas, un hombre de 53 años que ha trabajado como repartidor también contaba su historia. “Llevo 14 meses buscando un empleo, yo soy del grupo que solicita, reza, espera y ruega por una oportunidad laboral”.

“Invertí todos mis ahorros en comprar una vivienda”

Ahora ha conseguido un empleo eventual en una administración pública, pero teme el momento en que su contrato termine y tenga que volver a sellar el paro. “Aunque es un comienzo y me ha hecho ganar en autoestima, este tiempo que he estado sin empleo lo he pasado muy mal económicamente”.

Invirtió todos sus ahorros en lo que más ilusión le hacía que era comprar una casa. “Ahora estoy recurriendo a eso para sobrevivir”. Una cuantía a la que a veces suma el cobro de una prestación por desempleo por parte de JobSeeker (el SEPE australiano).

“Antes de verano postulé para dos puestos que eran ideales para mí, pero me quedé fuera y entonces me pregunté por qué muchas empresas no valoran mejor a los trabajadores que tenemos más edad, aportamos mucho”.

Las mujeres son las más afectadas por el paro de larga duración

Los datos publicados por Jobs and Skills en Australia revelan que la tasa de desempleo entre los trabajadores de 55 a 64 años ha pasado del 2,7% de 2022 al 3,1% en 2025. La duración media del paro entre estas edades alcanzó las 86 semanas que es más del doble que los menores de 55 años. Aunque el desempleo en general ha subido también (del 3,6% al 4,2% en este mismo periodo), los mayores siguen teniendo más problemas a la hora de conseguir un puesto de trabajo cuando se quedan en paro.

El profesor Ben Farr Wharton, que es experto en estrategias laborales en la universidad Edith Cowan aseguró que esto se está consolidando y que buena parte de culpa la tienen “los prejuicios sobre la capacidad tecnológica y la productividad de las personas mayores. Esto, al final, es lo que agrava su exclusión”.

En el caso de las mujeres, esto es más obvio como señala la profesora Formula Kopanidis, de la universidad de RMIT.

Recortes en la pensión para quienes ganan más de una determinada cantidad

El debate en Australia llega al sistema de pensiones. A diferencia de Nueva Zelanda, donde los jubilados pueden continuar trabajando sin perder parte de sus prestaciones, en Australia, los que cobran más de 227 dólares semanales (130 euros aproximadamente) ven cómo se recortan sus pensiones. “Con un sistema más flexible como el que vemos en Nueva Zelanda, se ayudaría a construir un mercado laboral más fuerte y diversificado”, señala Farr Wharton.

Por su parte, desde el Gobierno se insiste en que se están realizando las “actuaciones necesarias para ofrecer la formación y nuevas oportunidades a los australianos de edad avanzada que estén dispuestos a continuar trabajando”. 

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