Los mayores de 50 años son uno de los colectivos más vulnerables a la hora de encontrar trabajo. Del total de estas personas que buscan un empleo (879.100), un 56% lleva haciéndolo más de un año sin éxito, siendo parados de larga duración, cuando en el resto de la población esta cifra desciende hasta el 38%.
Este es uno de los datos más relevadores del 16º informe ‘Tu edad es un tesoro’ de la Fundación Adecco, donde también se desprende que el 75,3% no ha recibido ninguna respuesta de las ofertas a las que se ha inscrito en el último semestre. Es decir, llevan seis meses como mínimo sin realizar ninguna entrevista. Para los afectados, la razón es clara: 9 de cada 10 opina que la razón subyacente es la edad, ya que a partir de los 50 años los currículums “no superan el filtro”. El 10% restante opina que existen otros condicionantes como la fuerte competencia o la ausencia de habilidades suficientes para el puesto.
¿Cuál es la solución? “Hay empresas que se han dado cuenta de que los prejuicios les están impidiendo reclutar talento y, de hecho, sus vacantes se quedan sin cubrir, por lo que empiezan a apostar por fórmulas como el currículum ciego, en las que se destacan únicamente, las competencias profesionales y experiencias. Sin embargo, y más allá de este tipo de prácticas, es fundamental transformar la mentalidad y los procesos de las empresas y de los reclutadores”, explica Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Para Mesonero, “no es suficiente con cambiar el modelo del currículum, sino que es necesario evolucionar el modelo de selección que se realiza en España, para eliminar esos sesgos que impiden a las personas sénior aportar su talento, a la vez que merman la competitividad del tejido empresarial”.
Los desempleados mayores de 50 años: “una flexibilidad laboral sin precedentes”
Lo tienen más difícil, pero las personas sénior están demostrando “una flexibilidad laboral sin precedentes”, según el informe de la Fundación Adecco. “Tienen razones de peso para querer trabajar y no solo tienden a desarrollar un mayor compromiso y fidelidad, sino que además están dispuestas a hacer concesiones” para dar respuesta a sus “necesidades y aspiraciones (cobertura gastos básicos, cotizaciones para la jubilación, autoestima y salud mental)”.
Así, el 92% de las personas desempleadas mayores de 50 años que han sido encuestadas estarían dispuestas a cambiar de sector de actividad con tal de trabajar, y un 89,3% aceptaría un empleo de cualificación inferior.
“Las personas mayores de 50 años en desempleo necesitan trabajar con urgencia, pero son conscientes de las dificultades que plantea el mercado laboral. Es por ello que, en los últimos años, estamos asistiendo a un paulatino cambio de mentalidad y son cada vez más flexibles y abiertas para trabajar en otros sectores y/o posiciones, así como para aceptar empleos de menor cualificación. En general, valoran más la estabilidad profesional y la conciliación que otros elementos como el salario o las posibilidades de promoción”, explica Begoña Bravo, directora de Inclusión de la Fundación Adecco.
La flexibilidad no lo es todo: se necesita un plan
La flexibilidad que ofrecen los desempleados sénior no lo es todo, ya que tiene que venir acompañada de un plan estructurado orientado a resultados: a más edad, mayor tendencia a la cronificación del desempleo, por lo que es fundamental diseñar una estrategia que mejore el rendimiento en todas sus fases (diseño de currículum, identificación de ofertas de empleo, entrevista de trabajo…).
“La flexibilidad que demuestran las personas mayores de 50 años en la búsqueda de empleo es creciente, pero por sí sola no es suficiente: hay que complementarla con método y herramientas eficaces para buscar trabajo, diseñar itinerarios personalizados y abordar la parte emocional. A menudo, las personas sénior tienden a desconfiar en sus capacidades y el famoso “síndrome del impostor” está muy presente entre ellas, por lo que es imprescindible dotarles de confianza y seguridad para orientarse a objetivos y prosperar en sus carreras profesionales”, detalla Begoña Bravo.
Asimismo, Mesonero añade que “resulta fundamental trabajar con las empresas para eliminar esos sesgos inconscientes que siguen lastrando el empleo de las personas sénior, incorporando el valor de la experiencia en la cultura corporativa y cultivando el pensamiento adaptativo, la resiliencia y la motivación de la plantilla a lo largo de los años. Es importante implementar medidas contra la discriminación por edad en los procesos de selección, así como impulsar el aprendizaje permanente, a través de acciones de reskilling y upskilling”.
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