El pequeño comercio atraviesa una de sus etapas más críticas en España. Según datos de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, en los últimos cinco años han cerrado más de 50.000 locales, lo que refleja un fuerte declive del comercio de proximidad, especialmente en barrios y municipios de tamaño medio.
La pandemia, el auge del comercio electrónico, la inflación y el incremento de los costes de alquiler y suministros han acelerado un proceso que ya se venía gestando desde hace más de una década.
En España han desaparecido, de media, 25 pequeños comercios al día durante los últimos cinco años.
Hablamos de que entre 2019 y 2024, el sector del pequeño comercio ha sufrido el cierre de 49.970 locales comerciales. Muchos consumidores, que ya venían acercándose a las compras por internet, se han volcado de lleno en este canal tras la pandemia.
Las ventas online aumentaron un 95% en ese periodo, haciendo que el 56,7% de la población en España compre de manera habitual por internet. Además, el porcentaje de empresas que recurre a esta modalidad pasó del 36% antes de la crisis sanitaria al 45% en 2023, según el mencionado estudio publicado en julio.
En un contexto de restricciones y búsqueda de seguridad, los consumidores optaron por realizar sus compras por internet durante los primeros meses de la emergencia sanitaria. Tras el repunte de las ventas online en la etapa inicial del confinamiento, lo que se desprende es que su crecimiento lo ha hecho por encima del conjunto del sector.
"La pandemia llevó a muchas personas que nunca habían comprado por internet a dar el salto al comercio online, especialmente entre los mayores de 50 años"
"La pandemia hizo que personas que no habían utilizado nunca antes este sistema de compra, y que posiblemente no se habrían sumado de no haberse producido esa situación, empezaran a comprar por internet, especialmente el colectivo de mayores de 50 años", indica el estudio.
Además, las dificultades económicas y la brecha digital generacional que enfrentaron muchos pequeños comercios para incorporar nuevas tecnologías han sido las principales razones que llevaron a su cierre. Muchos negocios empezaron a sufrir muchas pérdidas al dejar de recibir clientes en sus locales.
La desaparición del pequeño comercio obliga a comprar en grandes superficies
Y es que el cierre de miles de pequeños comercios no solo afecta a los autónomos y a los trabajadores que pierden su empleo, sino también a la vida en los barrios. Las calles con locales vacíos han perdido dinamismo, seguridad y atractivo turístico, llegando a generar un efecto dominó en las economías locales.
En ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, los locales cerrados se han multiplicado en zonas donde antes predominaban librerías, tiendas de ropa o bares familiares. En municipios pequeños, la desaparición del este tipo de comercios obliga a los vecinos a desplazarse a grandes superficies.
"Muchos locales están cerrando, se ven las persianas que no abren nunca", dice un gerente de una agencia de viajes hacia el Informativo de ‘Noticias Cuatro’.vEl tradicional sonido de las 10:00 horas y las 20:00 horas ha ido desapareciendo más rápido de lo que nos gustaría en los últimos cinco años. Por poner más en contexto estos números, desde 2019 echan el cierre en España una media de 25 locales al día.
Aunque el panorama no es nada alentador, algunas asociaciones de comerciantes como la CEC, la Confederación Española de Comercio, y la CEPYME, la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa, reclaman medidas de apoyo específicas: reducciones fiscales, ayudas para digitalización y programas de impulso al alquiler en zonas tensionadas. También apuestan por campañas de concienciación que fomenten el consumo en negocios de barrio como forma de sostener la economía local.
De este modo, según apuntan desde la Fundación BBVA "la supervivencia del comercio minorista dependerá en gran medida de su capacidad para adoptar un modelo que integre de forma efectiva los canales online y offline para mejorar la experiencia del consumidor". Al final, el local de toda la vida ya no es solo un sitio donde comprar, sino un espacio donde la atención personalizada y el trato cercano marcan la diferencia y dan valor añadido a la visita.

