Trabajar como funcionario es la aspiración de muchos profesionales en España. Suele utilizarse como sinónimo de buenas condiciones laborables, sueldos competentes y, por lo general, jornadas de trabajo cómodas. Por esta razón, llama la atención el hecho de que las dietas de los funcionarios del Estado que deben viajar por motivos de trabajo, sea por España o en el extranjero, lleven sin actualizarse desde 2002.
Las mismas están reguladas por el Real Decreto 462/2002, de 24 de mayo, sobre indemnizaciones por razón del servicio, que sí recoge que los ‘altos cargos’ viajarían “a gastos”. El resto, en cambio, tiene que ajustarse a unas dietas que llevan congeladas más de 20 años. Un funcionario afectado, con el que ha podido hablar ‘Noticiastrabajo’, nos explica cómo influye esta congelación en sus viajes de trabajo.
Pero, antes de profundizar en la problemática, ¿cómo se ha podido llegar hasta la situación actual? Influye el número de funcionarios perjudicados por esta situación. No todos tienen que viajar o, en caso de hacerlo, puede que solo sea dos veces al año. “Yo pertenezco a una unidad por la que sí tengo que viajar bastante, todos los meses, y se hace bastante duro. Acaba molestando”. Y es un sentimiento que tiene tanto él como el resto de sus compañeros.
Alojamiento más precario y alejado del lugar de trabajo
La principal consecuencia de que las dietas de estos funcionarios lleven sin actualizarse desde 2002 se ve en el alojamiento. Dependiendo del país, la normativa fija una cuantía u otra, que también varía en función del grupo al que se pertenezca (Grupo I, Grupo II o Grupo III). A la hora de reservar el hotel, la agencia de viajes contratada por el ministerio tiene como límite de presupuesto dichas dietas, no pudiendo gastarse más de lo que se estipula en las mismas.
Esto, a priori, nos lleva a un razonamiento innegable: los precios de las habitaciones de hotel han subido y no son los mismos que hace 21 años. Un desajuste que, en primer lugar, se traduce en una pérdida de calidad en el alojamiento, teniendo que hospedarse estos funcionarios en hoteles cada vez más precarios.
“Yo empecé viajando en 2006, iba especialmente a Bruselas, y me quedaba sobre todo en un NH, de 4 estrellas, en el centro de la ciudad [...]. Hace poco, que estuve en Luxemburgo,
me quedé en un Ibis Budget, donde no me llegó para el desayuno”. Así se califica a los hoteles “supereconómicos” que cuentan con los servicios básicos. “Son cosas que pueden decir “qué mimadito” pero se trata de un poco de dignidad”, haciendo referencia a que no es el trato que uno espera de un funcionario que representa a España en el extranjero: “los funcionarios que viajamos asumimos que ya nos pueden meter en cualquier sitio”.
A esta bajada de categoría, o la exclusión del desayuno, se suma un tercer hecho de gran importancia: los hoteles donde se hospedan cada vez están más alejados del centro de la ciudad. Esto no solo implica mayor tiempo de desplazamiento, sino que en caso de tener que hacer uso de un transporte, para desplazarse desde el alojamiento hasta el lugar de trabajo, corre a cuenta del funcionario. Tienen que ser ellos los que paguen por el mismo, porque no viene incluido.
En teoría, “te buscan un hotel cerca del congreso, de la reunión, del lugar donde vas a trabajar, por lo que no te pagan el transporte público que debas usar desde el alojamiento hasta el lugar de trabajo. En caso de usarlo, te lo tienes que pagar tú. Insisto una vez más, a mí no se me caen los anillos por pagar 2,50 euros en el metro, por ejemplo, pero es un desplazamiento que se hace por trabajo. ¿Y qué pasa si te toca coger un taxi en París? Ahí el desembolso sí que es mayor”.
Las dietas para comidas, también congeladas
La congelación de las dietas no solo afecta al alojamiento, sino también a las respectivas para las comidas. “Como pocos funcionarios viajan, y menos todavía lo hacen de forma frecuente, es algo que se desconoce. Van pasando los años y aquí nadie se pronuncia y va a llegar un punto donde será insostenible”.
En lo que respecta a estas, es posible que, dependiendo del destino, las cuantías recibidas no lleguen para hacer las principales comidas (desayuno, comida y cena). Tampoco existe una cobertura si se dan situaciones especiales, como por ejemplo cuando tras la reunión surgen comidas o cenas de trabajo que ayudan a estrechar lazos laborales. Una situación que, en conjunto, según explica, ha hecho que en su caso particular haya optado por llevarse la cena de casa en muchos viajes.
Desde ‘Noticiastrabajo’ nos hemos puesto en contacto con la Federación de Cuerpos Superiores de la Administración General del Estado (FEDECA), expresando la misma que "mantienen su postura del comunicado de dietas". En dicho comunicado, lanzado en 2022, reclamaron "la necesidad de actualizar las dietas de forma urgente mediante la revisión del Real Decreto 462/2002, consolidando la senda iniciada con el Real Decreto-ley 18/2022, de 18 de octubre, para proteger la pérdida de poder adquisitivo del personal funcionario".
Como manifestaron entonces, "el resultado de esta revisión será una clara mejora en la prestación del servicio público a la ciudadanía", por la que pidieron, y siguen apoyando, que se actualice las dietas de los funcionarios y funcionarias del Grupo A1 de la Administración General del Estado.
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