¿Has sentido alguna vez que no sabes nada de tu trabajo y que estás engañando a tus jefes y compañeros? Aunque te digan que lo haces bien y tus excelentes resultados laborales lo demuestran, ¿sientes que en realidad eres un fraude? A ese temor de ser descubierto, a esa sensación de estar ocupando un lugar que no te corresponde, los psicólogos lo llaman el síndrome del impostor.
Si bien no es considerada una enfermedad del trabajador, este término ha tomado relevancia en las últimas décadas, a raíz de la publicación en 1978 de dos psicólogas clínicas: Pauline Clance y Suzanne Imes sobre el tema, quienes así denominaron qué es el síndrome del impostor.
Las científicas estudiaron a un grupo de mujeres exitosas, quienes en su mayoría atribuían sus logros a la suerte o desconfiaban de sí mismas y temían ser descubiertas. Sin embargo, las personas que padecen este síndrome, por lo general, son más inteligentes que la media, aunque también tienen más miedo a fracasar.
¿Cuál podría ser el origen del síndrome del impostor?
Los especialistas señalan que experiencias durante la infancia en entornos familiares complejos, en donde los hermanos son comparados por sus logros o bien tienen padres exigentes con ellos, podría ser una de las causas.
Vivencias como estas, con el correr de los años, hacen que la persona se torne insegura de sí misma, a pesar de alcanzar el éxito profesional. Este es el momento en el que afloran características que hacen que un trabajador o trabajadora padezcan este síndrome. Suelen ser personas con baja autoestima, inseguras, con poca o ninguna confianza en sí mismos.
¿Cómo saber si se padece el síndrome del impostor?
Las psicólogas, Clance e Imes, determinaron en su estudio que hay ciertas personas que, por su forma de ser, son más propensas a sufrir este fenómeno y establecieron 5 grupos. Estos corresponden con los siguientes:
- Los genios naturales: son aquellos que se juzgan a sí mismos de una forma excesiva, que buscan sacar sus tareas con rapidez y fluidez en la primera vez.
- Los individualistas: no piden ayuda porque sienten que si lo hacen, es porque no saben y están demostrando que no valen para el trabajo.
- Los perfeccionistas: nunca están conformes con sus logros. Se ponen metas cada vez más altas y entonces sienten que nunca llegan a estar satisfechos con su trabajo.
- Los expertos: sienten que no fueron sinceros a la hora de solicitar el trabajo y que no saben tanto como dijeron, por lo que están siempre temiendo que los descubran.
- Los superhumanos: se autoexigen a más no poder, sin importar que eso les afecte mentalmente a ellos y a su entorno.
No me lo merezco
El síndrome o experiencia del impostor, además de ser un fenómeno incapacitante en sí mismo, también es el origen de otros síntomas relacionados con la angustia que provoca, como lo son la ansiedad, el insomnio o la depresión.
La persona que lo sufre suele anticiparse y su expectativa de fracaso frente a situaciones que son exitosas, aumenta. Esto provoca un sentimiento de desesperanza constante y desmotivación asociada a la falta de confianza personal.
Los expertos recomiendan consultar a un profesional de la salud si se perciben estos síntomas para poder abordar su solución mediante una psicoterapia adecuada según el paciente.
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