Una familia rechaza 50 millones de euros por su casa y las promotoras inmobiliarias se quedan sin palabras

Los Zammit llevan años rechazando ofertas cada vez más suculentas a cambio de vender su propiedad, algo que está confundiendo a diferentes directivos del negocio inmobiliario.

Terreno de la familia Zammit rodeada de viviendas a las afueras de Sidney, Australia
Terreno de la familia Zammit rodeada de viviendas a las afueras de Sidney, Australia Reddit
Francisco Miralles

Cada hogar es único, y algunos, por muy simples que puedan parecer, poseen un valor incalculable que trasciende su ubicación. Esto se aplica perfectamente a la familia Zammit, que reside en las afueras de Sídney y ha captado la atención mundial al rechazar una oferta de 50 millones de euros por su vivienda, ubicada en una de las zonas más cotizadas por las promotoras inmobiliarias. Rodeados de urbanizaciones modernas, los Zammit han mantenido firme su negativa, generando tanto admiración como críticas. “Queremos preservar lo que queda de esa época”, afirmó la propietaria en declaraciones al medio británico Daily Mail, destacando que su decisión no responde únicamente a motivos económicos, sino también a razones simbólicas.

Ubicada a 40 kilómetros del centro de Sídney y con vistas privilegiadas a las Montañas Azules y Patrimonio de la Humanidad, la propiedad de los Zammit destaca por ser única en un entorno transformado por el desarrollo urbano. “Solía ser una tierra de cultivo salpicada de pequeñas casas y cabañas de ladrillo rojo”, recordó la propietaria al Daily Mail. A pesar de esa nostalgia, el paso del tiempo ha cambiado este paisaje, con urbanizaciones homogéneas sustituyendo los antiguos terrenos agrícolas por ladrillos.

La vivienda, que incluye un extenso terreno y un camino de entrada de 200 metros, se ha convertido en un punto de discordia para las promotoras inmobiliarias, interesadas en construir sobre su suelo nuevas urbanizaciones. Pese a las constantes y millonarias ofertas, los Zammit han vallado su propiedad y continúan cuidando personalmente el terreno. Así, por ejemplo, su hijo menor se encarga de cortar el césped, un gesto que hace todos los días para tener un vínculo más cercano con su hogar.

Un hogar sin precio de venta

Al parecer, el terreno está valorado en unos 37 millones de euros, pero que debido a su situación y el interés mostrado la cifra de compra se ha visto superada por un valor de tasación. Llegaron a ofrecer hasta 50 millones de euros por el terreno, pero esta cantidad, no fue suficiente para convencer a la familia. “Hoy todo ha cambiado, pero queremos preservar lo que queda”, explicó la señora Zammit, quien manifestó su deseo de conservar el legado y la identidad de su propiedad frente a las transformaciones del entorno.

La decisión de los Zammit ya es motivo de opinión y críticas. Mientras las promotoras los acusan de obstaculizar el desarrollo de la zona, muchos ven su actitud como un acto necesario frente a la especulación inmobiliaria. Al igual que en España, Australia también vive una crisis con la vivienda y el alquiler, donde los precios han subido un 30% en los últimos tres años. Por esto, la postura de la familia representa un revés al modelo de crecimiento urbano actual. “El contraste entre las urbanizaciones y su casa es muy notorio”, señaló un analista, destacando la singularidad de la vivienda en un entorno dominado por la uniformidad.

No todo tiene precio

La historia de los Zammit no es única; existen otros casos en los que un hogar ha demostrado ser invaluable. Un ejemplo emblemático es el de Edith Macefield en Estados Unidos (inspirada en la película de Disney UP), quien también rechazó vender su casa pese a las millonarias ofertas. Otro caso similar es el de Salah Oudjani en Francia. Estas historias muestran que, que a veces, una vivienda es más que ladrillos y cemento y que su valor no tiene precio.

La casa que inspiro la historia de 'UP', de Edith Macefield
La casa que inspiro la historia de 'UP', de Edith Macefield

Por ahora, los Zammit se mantienen firmes en su decisión, enviando un mensaje claro a los especuladores: “No siempre se puede poner precio a todo”. Frente a la presión económica, su caso resalta la importancia de preservar lo que queda de un pasado cada vez más eclipsado por el avance del urbanismo.

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