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Una anciana que vivía sola deja 700.000 euros a su cuidadora y los familiares pierden la herencia tras diez años de pleitos

La familia de la mujer denunció a la badante por “aprovecharse de su vulnerabilidad”, pero los jueces confirmaron que el testamento era válido y la cuidadora actuó de buena fe

Una jubilada
Una anciana que vivía sola deja 700.000 euros a su cuidadora y los familiares pierden la herencia tras diez años de pleitos |Envato
Francisco Miralles
Fecha de actualización:
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No es la primera vez que una herencia termina en los tribunales por la decisión de una persona mayor de dejar sus bienes a alguien ajeno a la familia. Esta vez ha ocurrido en la provincia italiana de Lucca, donde una jubilada de 78 años, viuda y sin hijos, nombró en su testamento a su cuidadora como heredera universal de todos sus bienes. La mujer, a la que la fallecida llamaba cariñosamente “mi niña”, ha recibido finalmente unos 700.000 euros, aunque ha tenido que esperar diez años para poder hacerlo, tras superar un largo proceso judicial.

Según publican Il Tirreno y el Corriere Fiorentino, la historia comenzó en febrero de 2014, cuando la anciana murió dejando entre sus papeles un testamento ológrafo fechado en diciembre de 2013. En él, escribió de su puño y letra que deseaba dejar todos sus bienes a la mujer que la había cuidado desde 2009. “Mi bimba, eres la única que se ha preocupado de mí. Quiero que lo tengas todo”, habría escrito en una nota anexa al testamento, según consta en los documentos judiciales.

El patrimonio estaba formado principalmente por 673.000 euros en bonos postales, además de otros pequeños ahorros. Antes de fallecer, la mujer ya había cedido la nuda propiedad de dos viviendas a otros familiares, lo que no impidió que estos reaccionaran con indignación al conocer la decisión final.

Una hermana y una sobrina de la fallecida presentaron denuncia acusando a la cuidadora de haber falsificado el testamento. A través de peritajes privados, alegaron que la anciana “no estaba en condiciones de entender y querer” cuando lo redactó. “Era una mujer enferma, no sabía lo que firmaba”, argumentaron sus abogadas, solicitando además el secuestro preventivo de todos los bienes.

“Se aprovechó de su fragilidad”, decía la familia; “solo cumplí su voluntad”, respondía la cuidadora

Las acusaciones desembocaron en un proceso penal por ‘circonvenzione d’incapace’, una figura del Código Penal italiano que castiga a quien se aprovecha de una persona vulnerable. En primera instancia, el Tribunal de Lucca dio la razón a la familia, considerando que existían “indicios suficientes” de manipulación.

Sin embargo, la defensa de la cuidadora insistió en que la anciana “actuó libremente y con plena conciencia”, presentando informes médicos que acreditaban su lucidez. “Jamás presioné a nadie. Ella me decía cada día: ‘Tú eres mi familia ahora’”, declaró la mujer durante el juicio.

En 2022, la Corte de Apelaciones de Lucca la absolvió definitivamente “porque el hecho no existe”. Los jueces destacaron que no había pruebas de manipulación y que el testamento se había redactado con todas las garantías legales.

Aun así, los familiares no se rindieron. Recurrieron por la vía civil para intentar anular la herencia, alegando que el testamento “no era válido”. Pero también en ese procedimiento los tribunales fallaron a favor de la cuidadora, reconociendo que era la única heredera legítima y condenando a los demandantes a pagar 40.000 euros en costas judiciales.

Más de 10 años de litigios y un debate que sigue abierto

Tras una batalla judicial de diez años, la cuidadora ha podido finalmente acceder a la herencia de 700.000 euros. “Por fin se ha hecho justicia. Ella me quería como a una hija”, comentó la mujer tras conocer el fallo definitivo.

Ahora, el caso nos hace ver qué validez tiene los testamentos otorgados a cuidadores y sobre la protección jurídica de las personas mayores. En este sentido, expertos en derecho sucesorio explican que “no existe ninguna norma que prohíba dejar bienes a quien ha cuidado del testador”, siempre que se acredite que la decisión fue libre.

“Es un conflicto clásico entre la sangre y el afecto”, apuntó un jurista consultado por Il Tirreno. “Cada vez hay más mayores sin descendencia directa que eligen a la persona que les acompañó hasta el final, y eso incomoda a muchas familias”.