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Una anciana de 84 años denuncia que no paga la factura de la luz y el gas porque le exigen hacerlo por internet: “llegas a mi edad y te vuelves invisible”

La deuda supera los 1.600 euros y la empresa se ha puesto en contacto con ella para reclamar el dinero aunque están dispuestos a solucionar el problema.

Anciana llorando mirando por la ventana
Anciana llorando mirando por la ventana |Canva
Berta F. Quintanilla
Fecha de actualización:
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Una mujer de 84 años, Pat Arrend, debe más de 1.600 euros a las compañías de la luz y el gas. Una cantidad que ha subido con el paso del tiempo, ya que se han acumulado intereses, pero que no está dispuesta a pagar. El motivo es muy sencillo. Esta abuela inglesa no sabe manejar internet, no puede pagar las facturas online y mucho menos conseguir un certificado digital para identificarse.

Los mayores de 65 años quedan completamente fuera del mundo digital, según una encuesta que realizó en 2024 la Fundación Ferrer Guardia y aunque en este caso la jubilada vive en Inglaterra, la situación es muy parecida. Pat empezó debiendo 575 euros, que era la cuantía inicial, pero que ha ido sumando intereses. Y ella sigue en sus trece: no va a pagar nada a la compañía hasta que no le faciliten el modo de hacerlo presencialmente, como toda la vida. “Cuando llegas a esta edad te conviertes en insignificante”, ha dicho en un reportaje publicado por The Argus

Lleva más de 50 años residiendo en su casa de Brighton y es la primera vez que se encuentra con esta situación, que apareció en el momento en que se decidió que todos los pagos de las facturas se hicieran a través de internet. 

“No debo ser la única jubilada que está pasando por esto”

El problema empezó en enero de 2024 cuando la empresa British Gas anunció que iba a dejar de emitir las facturas en papel para pasar a un formato digital. Como ha declarado la anciana, recibió el compromiso de la compañía de manera verbal de que tanto ella como los mayores con sus mismas dificultades para acceder a la facturación online, seguirían recibiendo este documento en papel.

“No he recibido nada y sigo esperando”, ha dicho. Pero, mientras pasa el tiempo, la deuda aumenta. De los 575 euros iniciales ya debe más de 1.600 euros y su teléfono no deja de sonar con llamadas de los abogados de la empresa reclamando el dinero. 

Ella les explica que jamás les ha ocasionado ningún problema, que antes de que el formato fuese cien por cien digital era pagadora puntual pero no le sirve de nada. “Es imposible que sea la única persona de mi edad que está pasando por esto. Cuando llegas a cierta edad te conviertes en insignificante pero a mí me van a escuchar”.

Sus hijos la ayudan e insisten para que la empresa mande cartas

Sus hijos le están echando una mano para conseguir que la empresa le vuelva a mandar las cartas con las facturas por correo ordinario. Ella no quiere que se encarguen de realizar los pagos porque quiere seguir siendo ella quien abone las cantidades. “No es sólo recuperar la independencia que he perdido, sino mantener mi privacidad”, ha señalado la anciana. 

Ahora, su mayor temor es que, ante el impago, corten los servicios de luz y gas. “Me han preguntado si guardo medicinas en la nevera”, lo que la hace sospechar que la idea es dejarla a oscuras en un periodo corto de tiempo. “Me preguntaron también si estaba viviendo sola y a mí me sorprendió porque no sé quién está al otro lado”.

Las novedades, como publica The Argus, es que la compañía se ha puesto en contacto con Pat para asegurarle que mandará las próximas facturas en papel. “Hemos hablado con ella para pedirle perdón y le hemos asegurado que las próximas facturas las recibirá en su buzón”.