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Un albañil veterano no se corta al hablar de lo que gana en la obra: “aquí gano 1.300 euros, pero me dejo la espalda, los jóvenes no quieren este trabajo, es duro y mal pagado”

El obrero relata cómo es su día a día en una obra y por qué, pese a ganar más que en su país, siente que el trabajo está infravalorado y es cada vez más duro.

Imagen de Pascual albañil y una nómina
Imagen de Pascual albañil y una nómina |Youtube y NoticiasTrabajo
Francisco Miralles
Fecha de actualización:
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Durante años, el sector de la construcción en España ha sido el motor de miles de familias, pero ahora la situación ha cambiado. No solo faltan viviendas, sino también mano de obra cualificada para levantarlas. La falta de relevo generacional amenaza con dejar sin obreros a un sector que siempre ha sido esencial. El problema, como siempre, los bajos sueldos en un trabajo tan exigente y físicamente desgastante como la construcción.

En este contexto, el influencer Adrián G. Martín ha entrevistado a Albino, un albañil boliviano con más de seis años de experiencia en España, que no se guarda nada al hablar sobre las condiciones actuales de un oficio que, según sus palabras, “está infravalorado” y resulta cada vez menos atractivo para los jóvenes. “Pasas frío, pasas calor, te dejas la espalda… Al final, todos acabamos hechos polvo”, confiesa mientras recuerda las jornadas en las que tienen que mover entre 50 y 100 sacos de cemento de 25 kilos cada uno.

“Antes pesaban 50, pero los limitaron por normativa porque era una barbaridad para la espalda”. El esfuerzo físico, asegura, es constante y poco visible para la mayoría: “Estás todo el día agachado, cargando peso, y cuando llegas a casa lo que más te duele son las rodillas y la espalda”.

“En Bolivia ganaba 400 euros, aquí 1.300… pero me dejo la espalda igual”

El salario, aunque mayor que en su país de origen, sigue siendo una de sus principales quejas. “En Bolivia ganaba unos 400 euros, aquí entre 1.300 y 1.400… pero me dejo la espalda igual”, afirma. El trabajo es peligroso: “Andamios, radiales, compresores… si no sabes lo que estás haciendo o no tomas precauciones, te la juegas en cualquier momento”.

Uno de los problemas más graves que ve Albino es la falta de relevo generacional. “Muchos jóvenes españoles no quieren trabajar en esto. Prefieren empleos donde ganen lo mismo y no se destrocen la espalda”, asegura. En su obra, la mayoría de compañeros son inmigrantes: “Siempre viene gente de fuera, porque si no, no habría suficientes albañiles para sacar adelante las obras”.

Los motivos del abandono son claros para él: “Antes, cuando empezabas, trabajabas de peón, casi gratis, para aprender el oficio. Ahora nadie quiere hacer ese esfuerzo. Quieren empezar cobrando como oficiales, pero no saben poner un ladrillo. Y a los empresarios no les compensa contratar a alguien que aún no rinde, con lo que cuesta mantener a un trabajador”.

“Imposible comprarse una vivienda”

La entrevista también aborda el encarecimiento de la vivienda y de los materiales. “Solo el solar cuesta 200.000 euros, y una obra como esta en la que trabajo puede irse a entre 400.000 y 500.000. Con un sueldo normal es imposible que un joven se meta en algo así”, lamenta. La subida de precios lo ha cambiado todo: “Antes una teja costaba 49 céntimos, ahora más de un euro. El hierro, el cemento, la madera… todo ha subido, y cuando sube, ya no baja”.

A pesar de todo, Albino sigue sintiendo orgullo por su oficio. “Me gusta mi trabajo, me gusta ver el resultado final y pensar que lo que hago va a quedar ahí muchos años”, dice. Pero también lanza una advertencia: “Nuestro trabajo está devaluado. Parece que solo servimos para hacer el trabajo sucio, pero sin nosotros nadie tendría casa. Si no se valora y no se facilitan condiciones para que los jóvenes aprendan, la construcción en España se quedará sin manos expertas”.