El Banco Central Europeo (BCE) y la política para combatir la inflación que mantiene vigente desde hace prácticamente un año, basada en el encarecimiento del dinero a través de las subidas de los tipos de interés, ha lastrado el crecimiento de prácticamente tres cuartas partes de las empresas españolas.
Concretamente, un 82% del tejido nacional empresarial se vio afectado de algún modo en su financiación, según el estudio de la gestión del riesgo de crédito en España publicado por Crédito y Caución e Iberinform. Ese es precisamente el objetivo del organismo presidido por Christine Lagarde, el de frenar el flujo del dinero encareciendo la financiación, para frenar la espiral del alza de precios.
Así, el nivel de impacto de las hasta siete subidas de los tipos de interés que viene practicando el BCE para el 17% de las empresas sobre su capacidad de financiación ha sido alto; para el 33%, moderado; para el 32% ha resultado bajo, y solo el 18% afirma no haber sufrido ningún impacto.
¿Qué efectos tienen las subidas de los tipos de interés en las empresas?
Desde Crédito y Caución añaden, asimismo, que este contexto económico, caracterizado también por la volatilidad de los costes financieros, está generando "un impacto significativo en la estructura de costes del tejido productivo que puede afectar a sus capacidades para operar de forma rentable".
No solo el BCE es parte implicada, si no también sus homólogos continentales. Por ejemplo, las decisiones del Sistema de la Reserva Federal suelen marcar tendencia para el resto. Así, y dado que el círculo de expertos económicos y financieros auguran otras dos subidas de los tipos, como mínimo, se espera que los efectos del endurecimiento de la política monetaria para llegar a ese objetivo de taponar la inflación en la eurozona al 2% prosigan.
Las mayores dificultades para obtener créditos o financiación para las empresas, al costar más prestar dinero por la incertidumbre sobre impagos derivado del adverso contexto financiero, provocan que las entidades concesoras endurezcan las condiciones para ello. El crédito fluye menos y la inflación baja, como está ocurriendo, aunque a paso lento e irregular.
"Sin embargo, dicha estrategia es arriesgada en un entorno inflacionista como el actual debido a los factores como la reducción del poder adquisitivo de los clientes o la elasticidad de la demanda", afirman. En otras palabras, las empresas creen estar absorbiendo gran cuota del peso de la inflación.
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