Uno de los problemas que más preocupan a la población española actualmente es el de la vivienda. Y es que la falta de oferta unida a los precios, que no paran de crecer, están reventando el mercado y cada vez es más difícil acceder a la compra de una vivienda. En especial los jóvenes son los que lo tienen más complicado, debido a sus bajos salarios y a la inflación.
Ha llegado tan lejos el problema que ya hasta los economistas de prestigio como Gonzalo Bernardos están centrando sus discursos en la vivienda. Es el caso también de Santiago Niño Becerra, quien ha querido dejar su opinión sobre el tema a través de su cuenta oficial de X (antes Twitter). Para el economista barcelonés, en los últimos 70 años los gobiernos “han querido que las cosas de la vivienda funcionasen de una manera que ineludiblemente tenían que llegar adonde han llegado”, achacando buena parte de la culpa del problema a la administración del Estado que han llevado a cabo todos y cada uno de los partidos que han gobernado.
Falta de protección y una “clamorosa” escasez de oferta
Se refirió así a la edificación de vivienda social destinada, en gran medida, a su comercialización y con “bajos períodos de protección”. A ello se añaden otros elementos, como el aumento de los pisos turísticos y, especialmente, una “clamorosa” escasez de oferta, según apuntó. Incluso señaló que los sueldos jamás han aumentado “para hacer frente a una falta de oferta de vivienda” como la que existe en la actualidad.
No es la primera ocasión en la que el economista subraya la necesidad de impulsar un incremento del parque disponible. En una conversación con la Cadena SER el pasado septiembre, llegó a la misma conclusión y volvió a destacar la misma salida. “La única solución pasa por aumentar la oferta”, afirmó entonces.
Asimismo, aludió al informe publicado por el Banco de España hace dos años, en el que se estimaba que en nuestro país deberían levantarse 615.000 viviendas para satisfacer la demanda existente. Para este año, el organismo encabezado por José Luis Escrivá elevó esa estimación hasta las 700.000 viviendas necesarias para cubrir las necesidades actuales.