Al llegar a la edad de jubilación, la pensión se convierte en la principal fuente de ingresos. A veces esta no da para cubrir los gastos básicos y máxime cuando los precios no paran de subir y no se tiene un plan de pensiones que aporte un ingreso extra. Este es el caso de Vanessa Curran, una mujer de 66 años de Motherwell, Escocia, quien tras jubilarse como supervisora de Primark, se vio obligada a regresar al trabajo, ya que su pensión no le daba para poder vivir con lo básico. “No tenía dinero suficiente para vivir. Ahora gano 110 libras a la semana, mejor que nada”, confesó.
Según una entrevista concedida al medio The Guardian, Vanessa explica que actualmente trabaja tres turnos semanales en un supermercado ganando un sueldo extra que le da lo justo para que, junto a su pensión de jubilación, pueda cubrir los gastos básicos. Aunque no es plato de buen gusto para nadie volver a trabajar una vez jubilado, el esfuerzo es notable, especialmente debido a sus problemas de salud y donde Curran no ve otra opción. “No quiero depender económicamente de mi pareja, así que tendré que seguir adelante hasta que me caiga” manifiesta.
Una pensión insuficiente para cubrir los gastos básicos
Tras una vida laboral en el sector del comercio, Vanessa esperaba disfrutar de una jubilación tranquila, pero pronto se dio cuenta de que su pensión no era suficiente para cubrir ni siquiera sus necesidades más esenciales. “Me gusta beber Coca-Cola, pero no puedo beber tanta como quisiera. También necesito ropa interior y calcetines, y compro comida de mala calidad”, comparte entre tristeza y frustración.
A sus problemas económicos se suma un deterioro de su salud. Vanessa padece EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y recientemente ha recibido un diagnóstico que podría confirmar cáncer de hígado. “Es muy duro. Estoy agotada y no sé cómo voy a seguir así durante mucho tiempo”, añadió.
La vuelta al trabajo: una realidad cada vez más común
La situación de Vanessa no es un caso aislado y aunque en España no pasa de debido al sistema público de pensiones, esta situación es muy diferente en Estados Unidos o Reino Unido. En este último, las estadísticas dicen, que el número de jubilados mayores de 65 años que regresaron al mercado laboral aumentó en 100.000 durante el último trimestre, el mayor incremento entre todos los grupos de edad. Para muchos, el regreso al empleo no es una elección, sino una necesidad para hacer frente al aumento del coste de la vida, de hecho este aumento lo podemos ya notar en la actual cesta de la compra.
Otro caso similar al de Vanesa es, el de Chris Green, de 68 años, que había planeado reducir su carga laboral después de casi 40 años como trabajador autónomo, pero ahora se ve obligado a trabajar 35 horas semanales para complementar su pensión. “El aumento del coste de vida es sin duda la principal razón de mi regreso a un trabajo casi a tiempo completo, algo que no estaba previsto en absoluto”, explicó. Además, Chris también apoya económicamente a sus hijos y nietos, quienes enfrentan sus propios desafíos financieros.
Una jubilación en peligro por la inflación
Para muchas personas mayores, los gastos derivados de la jubilación son mucho más elevados de lo esperado. Factores como la inflación, la subida en los precios del alquiler o las facturas médicas erosionan los ahorros que con tanto esfuerzo lograron reunir. Sue Picken, otra jubilada de 65 años que volvió al trabajo tras 18 meses de su jubilación, describe su situación como “agotadora, pero inevitable”. A pesar de contar con tres pequeñas pensiones privadas, las facturas mensuales y las deudas acumuladas durante la pandemia la han empujado a regresar al mercado laboral.
Vanessa Curran comparte este sentimiento. A pesar de las dificultades, se esfuerza por mantener cierta estabilidad económica para ella y su familia. “Quiero ofrecerles algo mejor a los míos, aunque sea poco”, reflexionó. Sin embargo, admite que su situación es insostenible a largo plazo: “Tendré que seguir trabajando hasta que ya no pueda más”.
Por último, Vanessa hace una reflexión sobre su futuro y seguramente, el de muchos jubilados, en el que dice que “no es lo que imaginé, pero hago lo que puedo para salir adelante. Es lo que toca”.
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