Una empleada de 75 años con cáncer de ovario se ve obligada a seguir trabajando como preparadora de pedidos: “no me queda otra”

María Ríos, de 75 años, se ve obligada a seguir trabajando para llegar a fin de mes y sin la posibilidad de poder jubilarse, ya que su salario no es suficiente para cubrir sus necesidades básicas.

María Ríos, de 75 años no puede jubilarse a pesar de padecer cáncer de ovario
María Ríos, de 75 años no puede jubilarse a pesar de padecer cáncer de ovario Envato
Francisco Miralles

Aunque en España existe una edad ordinaria de jubilación establecida y se garantiza que quienes tienen menores ingresos puedan acceder a la pensión mínima de jubilación, esto no ocurre en todos los países del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, no existe una edad fija de jubilación obligatoria. Aunque muchos trabajadores esperan retirarse en torno a los 65 años —edad a partir de la cual pueden acceder a las prestaciones de la seguridad social—, esto no siempre es posible, especialmente para quienes ganan el salario mínimo o enfrentan problemas de salud. Este es el caso de María Ríos, una preparadora de alimentos de 75 años que, tras 17 años trabajando para una empresa contratista en el aeropuerto internacional Phoenix Sky Harbor, lamenta no poder jubilarse a pesar de padecer cáncer de ovario.

Según explica el medio The Guardian la situación de Ríos refleja la realidad de muchas personas trabajadores con edades cercanas a la edad de jubilación en Estados Unidos. Maria explica, que por ejemplo, su marido ya jubilado, solo percibe una pensión de la Seguridad Social de 400 euros al mes (400 dólares), lo que ni siquiera para pagar los recibos del hogar como la factura de la luz, el gas o el agua. Además, durante la pandemia de Covid-19, Ríos fue suspendida temporalmente de su empleo, lo que provoco que perdiera su seguro médico así como sus cotizaciones para la pensión. Esto la obligó a retrasar sus tratamientos contra el cáncer. Aunque ahora dispone de esta cobertura, sigue pagando cientos de euros de su bolsillo. “Pago unos 200 dólares al mes por mi seguro médico, pero aun así, no es suficiente”.

Esta mujer trabajadora señala que, además del problema del acceso a la sanidad, su principal preocupación es la falta de un plan de pensiones. “Es muy importante que la gente pueda tener una pensión, poder jubilarse con dignidad, para que no se vean obligados a estar en una posición como la mía, con 75 años y todavía teniendo que trabajar”, afirmó. Recordar que en Estados Unidos, la pensión de jubilación se hace bajos unos planes de pensiones en los que una parte la paga el empleado y otra la empresa, pero si el empleado no gana para su plan de pensiones, su futura jubilación se verá perjudicada.ç

La pensión de jubilación no llega si cobras el salario mínimo

La situación de Ríos no es un caso aislado. La Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos proyecta que la tasa de participación laboral de personas mayores de 75 años aumentará del 8,9 % en 2020 al 11,7 % en 2030. Este fenómeno está relacionado con la falta de ahorros suficientes para la jubilación, donde casi la mitad de las familias estadounidenses no tienen un fondo de pensión, lo que las deja en una posición económica precaria en la vejez y en clara desigualdad.

Esta trabajadora senior, como otros trabajadores mayores, ha intentado mejorar sus condiciones laborales, como es el caso de Cynthia Murray, que intenta jubilarse a los 67 años. Junto a sus compañeros, participó hace un año en una huelga de 10 días para exigir aumentos salariales, un seguro médico más asequible y planes de jubilación. Pese a las movilizaciones que se han dado en los últimos años en Estados Unidos y que ha habido ligeros avances, estos siguen sin ser suficientes para garantizar una jubilación digna después de tantos años de trabajo.

Según explica The Guardian, la situación de Ríos no es aislada sobre la creciente desigualdad económica. La Dra. Lisa Natale, de 65 años, relató que “no tengo ahorros ni bienes, ni siquiera soy dueña de la casa que he alquilado durante 15 años. No hay forma de que pueda permitirme jubilarme”. O tambien, Kathy Luebbe, maestra de 69 años, sigue trabajando porque su pensión de jubilación no llega a los 2.600 euros al mes (2.700 dólares), que son insuficientes para cubrir sus gastos.

Sin poder jubilarse

A este problema se suma el creciente endeudamiento de adultos mayores, especialmente por préstamos estudiantiles propios o de sus hijos. Más de 9 millones de estadounidenses mayores de 50 años aún deben estos préstamos, y en muchos casos, las deudas derivan en embargos de sus prestaciones de seguridad social.

En esta situación se encuentran por ejemplo, Jane Switchenko, de 63 años, y su esposo, de 68 años, están atrapados en préstamos educativos con cuotas de más de 1.000 euros mensuales para sus hijos, ambos continúan trabajando sin poder permitirse el lujo de retirarse. “Mi marido y yo tenemos que trabajar hasta que muramos. Los préstamos para padres y madres nos suman más de 1.000 dólares al mes desde hace una década, y seguimos viendo un saldo creciente”, expresó Switchenko.

María Ríos y millones de estadounidenses mayores enfrentan desafíos diarios para mantenerse económicamente estables en una etapa de la vida en la que deberían estar disfrutando de su jubilación. Las palabras de Ríos resumen el sentimiento de muchos en su situación, en la que dice que “trabajamos duro. Somos frugales, pero estamos llegando a la edad adulta y no tenemos nada que esperar debido a estos préstamos. Tenemos cinco nietos y no sabemos qué podremos comprar para Navidad” finaliza.

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